Danny Ortiz a Tijuana; arranca limpia de Pericos
Uno de los grandes referentes de los Pericos de Puebla ha sido cambiado junto con Raudy Read, por cuatro jugadores de los Toros de Tijuana. La afición poblana quedó estupefacta por la salida de la hoy leyenda.
La reingeniería va en serio en la organización de los Pericos de Puebla. Se va uno de los estandartes del club, su partida hacia la frontera norte para enfundarse en la franela de los Toros de Tijuana a partir de la temporada 2025, ha sido criticada por la afición emplumada que no da crédito al movimiento.
El puertorriqueño Danny Ortiz se va de la Angelópolis como el segundo máximo jonronero en la historia del Puebla con 137 palos de vuelta entera, sólo por detrás del gran Ronnie Camacho que lidera ese departamento con 217 vuelacercas.
Desde su llegada al club poblano en 2019, se ganó el corazón de los aficionados gracias a sus extraordinarias actuaciones, con el bate y con el guante.
En 2019 ganó el jonrón derbi de la Liga Mexicana de Béisbol con 27 batazos sin retorno en el estadio Alfredo Harp de la ciudad de México. Esa misma temporada, la de su presentación en México, pulverizó el récord de más jonrones para un jugador de los Pericos de Puebla en una campaña, conectando 42 bambinazos. La marca anterior era de 39, también implantada por Ronnie Camacho en 1963.
En un lustro con los Pericos, Ortiz lo ganó todo, sobre todo, el campeonato.
Un batazo para la historia
Unión Laguna 4, Pericos de Puebla 2; parte alta de la novena entrada del juego seis de la serie por el título de la Liga Mexicana. Danny Ortiz está en cuenta de dos bolas y dos strikes, hay un out, la casa llena… ¡y sale el hit hacia el jardín derecho!, se empata el juego a 4 y los Algodoneros están en la lona.
De ese tamaño el legado de Ortiz, que no sólo acumuló jonrones, sino batazos a la hora buena. Sin su defensiva y su aporte en el lineup, para los emplumados hubiese sido muy difícil bordar su sexta estrella.
Durante toda esa memorable postemporada, Danny se cargó a su equipo al hombro y cruzó la barrera entre los históricos y los ídolos.
Como ejemplo de ese liderazgo, se recuerda el atrapadón que hizo en el juego 2 de la serie divisional ante los Diablos Rojos del México, cuando Puebla estaba abajo en la pizarra y en el compromiso.
Los Pericos venían de perder una serie ante Veracruz a pesar de tener ventaja de tres a cero, en el vestidor estaban muertos, pero ese momento los levantó.
Con tufo a ingratitud
Danny y su esposa estaban felices en Puebla con su pequeño hijo, no querían un cambio, pero así es el deporte profesional y el mundo empresarial.
El mismo modus que utilizó la directiva con el ex mánager Sergio Gastélum: dejar pasar el tiempo y con un escueto comunicado informar el movimiento.
Cambio multitudinario
Junto con Ortiz, también se va del club Raudy Read. Un utility que nunca se acopló al cien por ciento y acabó por no repercutir como se esperaba.
Su función primordial era la de cácher, aunque también se le vio jugando en la primera base. No terminó la temporada, se aduce un tema disciplinario y con este anuncio sólo se hizo oficial su salida del equipo. Se podrá echar de menos su poder con el bate, empero, parece ser una carta bien jugada por la directiva.
Todo tiene un por qué, y más allá del sentimentalismo, el equipo poblano parece reforzar algunas áreas que con urgencia tenían que modificarse.
Con las salidas de Danny Ortiz y Raudy Read, llegan procedentes de Tijuana el dominicano Wendolyn Bautista y el lanzador mexicano Fred Villarreal. Además, se logra mantener en el equipo a Fernando Lozano y Jesús Vargas, el uno – dos que llegó para reforzar el picheo de los Pericos en la recta final de la temporada 2024. Ambos arribaron en aquel momento en calidad de préstamo, pero con este enroque, pasan a ser propiedad de la novena poblana que con todos estos movimientos, prescinde de bateo, pero gana en picheo.
