El deporte y su labor prosocial

Bien dicen por ahí, “mente sana en cuerpo sano”. Y cómo no va a ser así, si testimonios a nivel individual y comunitario nos sobran a lo largo y ancho de este mundo.

Habrá quien se motive porque quiere tener una vida longeva con un cuerpo saludable; quien inconscientemente tenga hábitos sanos que preservan su buena salud o quien, incluso, se inspire en otras personas por su aspecto físico u otros estímulos.

Llevar una vida saludable en el ámbito psicológico, trae como consecuencia el cuidado del cuerpo al llevar una correcta alimentación y al evitar el consumo de sustancias nocivas como el alcohol, el tabaco o estupefacientes.

Sin embargo, el tema de la salud es más complejo, pues el humano es un ser social que al interactuar con sus semejantes, se involucra en diversas acciones que pueden considerarse como antisociales o prosociales –más adelante hablaremos sobre la relatividad con la que se juzgan o califican diversos comportamientos –por lo que ya estaríamos tratando el tópico de una sociedad saludable.

En este espacio vamos a estar tratando el tema del deporte como un agente de prevención y de reacción ante conductas nocivas que afectan al tejido social.

La práctica de un deporte exige compromiso físico y mental, el cual, a su vez, lleva al individuo o incluso, a un grupo social, a poner empeño en ser mejor o mejores en su disciplina, por lo que el alejarse de bandas delictivas y del abuso de drogas, es menester para poder mantenerse enfocados.

Dicho así, celebremos que existe algo tan divertido, sano y adictivo como lo es el deporte.

Hablemos de casos reales de éxito que avalan la importancia de su labor social y de qué están haciendo las instituciones, nacionales e internacionales, para fomentar su práctica.

Y ya se la saben, gente: el deporte es vida.