Guillermo Martínez tendrá que irse

Frecuente es que el aficionado que a su club sigue por la pantalla de una televisión o en la tribuna de un estadio se aferre a una idea tanto romántica como equívoca: la permanencia a perpetuidad de un jugador querido o de la estrella del equipo.

Sin embargo, el aficionado falla en su apreciación. Y es que el idilio con su equipo muchas de las veces le impide percatarse de que los futbolistas van y vienen, así como entrenadores y directivos y que, curiosamente, el único que se mantiene es el mismo aficionado porque él se queda por gusto, porque quiere y porque así lo ha elegido.

Salvo contadas excepciones, entre ellas la permanencia de Francesco Totti con la Roma de la Serie A, los futbolistas tienen un paso efímero con los equipos. Ellos no se quedan en los clubes para siempre puesto que cada una o dos temporadas, por lo general, emigran a otra institución.

Razones hay muchas; una mejora salarial, oportunidades para desarrollarse, catapultarse a una liga de mayor exigencia, campeonar, estabilidad, calidad de vida y seguridad son solamente algunas de las causas por las que un futbolista viste un jersey una temporada y a la otra porta otro.

Con base en este contexto, a continuación, describiré lo que en breve pasará con Guillermo Martínez.

Iniciaré con una obviedad: el delantero del Puebla, por ser el mejor goleador mexicano en el último torneo, es el objeto del deseo para varios clubes de la Liga MX. Guillermo ha llamado la atención de, con base en la información que poseo, al menos tres equipos, mismos que ya mencioné en este mismo espacio hace un par de semanas.

Así que el Comandante se irá; usted, apreciable lector, dé por hecho que el experto cabeceador de la Franja no terminará el 2024 vistiendo la playera del equipo que en mayo cumplirá 80 años.

Posible es que Guillermo permanezca un semestre más, pero la verdad es que Martínez tiene los días contados en Puebla. Puede ser en menos de un mes o quizá por mayo del siguiente año, pero el goleador se irá.

¿Recriminarle su próxima partida? No; él tuvo temporadas destacadas con el equipo y aceptó la banca muchas veces en las que ese sitio no tenía que ser para él.

¿Recriminarle su futura inclusión en un equipo de más peso? No; él se merece lo que ganará en un club de mayor poderío económico y deportivo. 

¿Recriminarle a la directiva por la futura venta? Quizá; y es que todos sabemos que Puebla vive de sus ventas y que sin ellas ya habría desaparecido o cambiado de sede, sin embargo, no dejó de pensar que en su mejor momento se fueron Ormeño, Araújo y que ahora se irá Memo.

Quizá…quizá si las ventas se retrasaran un poco, factible sería tener a un Puebla aspirante al título y no a un equipo que, todo parece indicar, nos acostumbraremos únicamente a verlo llegar a los Cuartos de Final.

Sé que Memo se irá.

Sin embargo, quizá…quizá mi juicio no es tan claro porque todavía tengo un poco de aficionado y por ello me gustaría verlo continuar con el equipo de mi ciudad, uno que en los cuarenta años que hoy cumplo apenas lo he visto una vez campeonar.