¿El Tri llenará el Cuauhtémoc?

Estiraron tanto la liga —me refiero a la unión que tenía la afición mexicana con el Tri— que ésta, irremediablemente, terminó por romperse. Ahora intentan pegar los fragmentos, pero dudo que lo logren a corto y mediano plazo porque esta liga quedó en tan mal estado que, todo parece apuntar, no tendrá arreglo inmediato.

En los últimos días, como parte de su preparación rumbo a la Copa del Mundo de 2026, la Selección Mexicana, otra vez, como sucede desde hace ya varios años, arribó a Estados Unidos, pero en esta ocasión los resultados no fueron los esperados —y no me refiero al accionar ni al marcador—.

Y es que, como no recuerdo antes, México jugó en estadios semivacíos. Por primera ocasión desde que el Tri juega el “Mextour”, la afición al equipo verde lo abandonó y esta vez optó por no acudir a los partidos ante Nueva Zelanda y Canadá.

Por increíble que parezca, la presentación de Javier Aguirre en su tercera etapa con la selección y la presencia de un histórico como Rafael Márquez no fueron factores que motivaron a la afición a llenar los estadios. Parece que la que en otro tiempo fue una noble afición mexicana que nada cuestionaba, hoy se ha convertido —por su bien y por el bien de su bolsillo— en una afición que no irá a un estadio si el espectáculo no es tal o si el mismo no es de calidad. ¡Pagar en dólares lo que vale en pesos no parece una acción inteligente!

Habrá algunas personas —las que no quieran ver la realidad— que dirán que los rivales, de escaso renombre para la comunidad mexicoamericana, fueron la causa de la raquítica venta de boletos y que por ello las gradas y los palcos fueron, en su mayoría, lugares solitarios. Esa explicación no es del todo falsa, pero no muestra el escenario completo, uno que indica que el Tri, por el momento, dejó de ser objeto de interés.

¿Qué tuvo que hacer el Tri para ser despreciado en Estados Unidos? No es el último partido y tampoco es lo que pasó en la Copa América; si uno revisa los antecedentes, bien se podrá dar cuenta de que México, desde los últimos dos años de la gestión de Martino, no ha hecho otra cosa sino bajar de nivel. 

Pero esos dos años fueron solamente el inicio de una época negra en la selección, puesto que, ¡imposible olvidarlo!, después vino el fracaso en la Copa del Mundo de Qatar y, más adelante —porque los directivos parecen empeñados en ir de yerro en yerro— se eligió a Diego Cocca, quien estuvo apenas un suspiro con la selección, misma a la que poco después llegó Jaime Lozano, personaje que no tuvo con qué argumentar su arribo y permanencia en un banquillo caliente.

Por lo pronto, quienes manejan al Tri están al tanto de que por un buen tiempo no será negocio llevar al equipo a Estados Unidos y por ello —no por valorar al aficionado que se halla en territorio nacional— volverán a calendarizar partidos en las provincias de México, aquellas que despreciaron por tanto tiempo.

Uno de esos partidos en breve se llevará a cabo en Puebla, sede que no recibe a la selección mayor desde hace más de catorce años. En otros momentos, esta pregunta sería absurda, pero hoy no tiene respuesta certera: 

¿El Tri llenará el Cuauhtémoc o el estadio de la colonia Maravillas se verá casi vacío como sucede en los partidos del Puebla?