A seis meses de París 2024
Grandes historias serán protagonizadas por los héroes que pudieron solventar, en tres años, un sinfín de torneos, evaluaciones, viajes, selectivos, peleas por apoyos y presupuestos, entrenamientos, insomnios y ausencias.
La Olimpiada suele ser una época fascinante. Es donde se termina de fraguar un proyecto y en donde toma forma la vida que trasciende en ese lapso de tiempo, la de los atletas.
La olimpiada de París 2024 ha resultado tan atípica como realmente intensa. Reducida a tres años por el tema pandemia, puso a todos a trabajar a marchas forzadas, a actualizar planes de entrenamiento, a saturar calendarios, a adecuar presupuestos y a provocar que los objetivos tuvieran un tiempo límite más cercano a lo originalmente programado.
La diferencia entre Tokyo y París será abismal. No me refiero al punto de la programación, organización, operación o al desarrollo de las competencias. Me refiero estrictamente a la libertad de tránsito en estadios, zonas comunes y la misma “Ciudad Luz”.
Los Juegos del 2020+1 fueron un éxito rotundo, en operación y desarrollo, pero lo fueron más en lo que el Comité Organizador se empeñó tanto en mostrar al mundo: “Serían unos juegos seguros”. Lo lograron.
La pandemia del COVID-19 sacudía al mundo y toda posibilidad de reunión de personas estaba cancelada. Tokyo se atrevió a realizar sus juegos bajo estrictas medidas de sanidad que impedían la interacción social, con la idea de evitar en medida de lo posible los contagios.
Pruebas PCR a diestra y siniestra (un servidor se realizó 14 en 19 días), distancia mayor a dos metros de los atletas, estadios cerrados para el público, los únicos asistentes en las sedes eran los deportistas de la disciplina en competencia, periodistas, broadcast y una reducida familia olímpica. Mascarillas obligatorias. Funcionó.
A la par, la ciudad estaba viva. Sus habitantes circulaban de forma normal, los restaurantes, centros comerciales y el transporte público operaban, las escuelas, oficinas, bares y casinos igual. Nosotros, tras 14 días de cuidados podíamos ingresar a esa dinámica, no antes (en teoría).
París será totalmente distinto. La olimpiada de la post pandemia debe ser valorada por la libertad de acción y tránsito en el mundo. El Comité Olímpico Internacional y el Comité Organizador de París 2024 se han empeñado en sacar los juegos de los estadios y acercarlos al público, para que cada vez sean más los que disfruten de ver las competencias.
La inauguración será, por primera ocasión, en un espacio citadino. Qué más cercano a la gente que el río Sena, en donde navegarán las delegaciones, las banderas pasarán por los sitios emblemáticos, la torre, el arco… las casas de los parisinos. Ahí se encenderá el pebetero y también ahí, aparecerá la bandera de México.
Las competencias de voleibol de playa se harán frente a la Torre Eiffel en el Champ-de-Mars, los duelos de esgrima y de taekwondo, bajo la cristalera del Grand Palais; y el tiro con arco, en la explanada de los Invalides.
Grandes historias serán protagonizadas por los héroes que pudieron solventar, en tres años, un sinfín de torneos, evaluaciones, viajes, selectivos, peleas por apoyos y presupuestos, entrenamientos, insomnios y ausencias. Esas historias serán plasmadas en muchos escenarios mediáticos. La post pandemia también hizo crecer a los medios informativos.
Junto con GRADA, estaremos ahí.
Agradezco la oportunidad de que, a seis meses del fin de la olimpiada, los Dioses del Olimpo nos permitan en este espacio, compartirle las historias que, principalmente, protagonicen los atletas mexicanos.
A partir de hoy y hasta un día posterior a la ceremonia de clausura, París 2024 vivirá en estas páginas. Compartir la historia con ustedes será un HONOR.
