Israel Reyes: el nacimiento de un líder
Reyes, lo mismo hace una cobertura con efectividad, se mete entre centrales para sacar la pelota o busca el primer pase de manera pulcra y elegante, como va y se suma al ataque y anota, o se manda un ‘Panenka’ con una eliminatoria en la cornisa.
Hay que tener lo que hay que tener (póngale el nombre que usted quiera), para hacer lo que Israel Reyes hizo justo en ese preciso y angustiante momento que a la Franja se le aparecía la noche.
Se le puede llamar de diversas maneras: personalidad, carácter, sangre fría, picardía, irreverencia –e incluso para muchos, aunque no lo comparta, irresponsabilidad –entre otros calificativos.
A título personal, prefiero llamarlo ‘liderazgo’.
Mentiría si digo que, tras el peculiar cobro panenkiano del “12” poblano, el resultado de la eliminatoria me daba absolutamente lo mismo; sería una hipocresía, como suele decirse, “de proporciones bíblicas”.
Pero sí debo confesar que por el lapso de un par de segundos, tal vez un poco más o menos, la imagen de la pantalla me parecía difusa, distante, como en un plano totalmente alejado de la realidad, y sólo alcancé a reaccionar tras sentirme observado, gracias a mi ridícula pose con las manos en la cabeza mientras rumiaba una frase que, por mera educación, no puedo ni debo replicar en estas líneas.
Lo de Reyes es, no de ahora, sino desde hace algunos meses, además de ilusionante, un tema profundamente serio.
Sin ahondar en cuestiones futbolísticas, funciones dentro del campo, fichitas, ni nada de eso, si algo me gustaría destacar del zaguero reconvertido en mediocampista enfranjado es, sin lugar a dudas, la toma de decisiones; ese rasgo que, en ciertos momentos y contextos de un partido, separa a los “jugadores diferentes” del resto.
Reyes, lo mismo hace una cobertura con efectividad, se mete entre centrales para sacar la pelota o busca el primer pase de manera pulcra y elegante, como va y se suma al ataque y anota, o se manda un ‘Panenka’ con una eliminatoria en la cornisa.
Algún día se habrá de equivocar, por supuesto, y seguramente será condenado; sin embargo, es necesario recordar que el error es parte forzosa y necesaria del aprendizaje.
Los clubes que realmente buscan la trascendencia saben que gran parte del éxito –o fracaso –de sus planes radica en los proyectos que sostienen su estructura y de cómo logran hacerlos evolucionar. Y existe un proyecto de futbolista maravilloso en la figura de Israel Reyes.
Lo más curioso de todo esto es que, al parecer, después de haber observado y escuchado comentarios por aquí y allá, disto demasiado de ser el único en haberse percatado de ello. Somos demasiados. Excepto, claro, los que no.
Y recuerden: la intención sólo la conoce el jugador.