Selección mexicana: una novela más
Vendrán los primeros juegos de un entrenador que en circunstancias reales no debería pasar del año. A Enrique Meza, con todo lo que es el señor como entrenador, la Selección le quedó grande. ¿Qué nos espera de un entrenador despedido por todos lados?
Y al final, más de lo mismo. Cada cuatro años enfrentamos el mismo círculo vicioso con la Selección: nos decepcionamos por el Mundial, cambian al entrenador, llega uno “nuevo” con ideas distintas, se complica la eliminatoria, se califica y se aspira alto en el Mundial, y volvemos a la decepción.
Esperábamos todos algo más que el refrito de los seis puntos, tipo monólogo cómico de los noventas; no daba risa ese monólogo y hoy, el de la Federación preocupa más que calmar.
La revolución anunciada, las cabezas que iban a rodar, el nuevo mundo futbolístico, la federación cambiando sus intereses financieros por deportivos, dejar de ‘jugarle al vivo’ con el aficionado, todo esto fue parte de un ridículo teatro que se mostró por encima del escritorio. “Vamos a cambiar”. Tenemos los mismos personajes. Bien dice la frase: “no esperes distintos resultados si los procesos son los mismos”.
Nombraron a un economista que de cancha conoce poco para ser el director deportivo, en él estarán basadas las aspiraciones desde el texto, sin experiencia activa en cancha es muy complicado su diagnóstico, será muy bueno de pura letra, pero el piso siempre hace falta. Generan una comisión integrada por el “club de Toby”, con el agregado de Grupo Orlegui que se ha visto con los títulos del Atlas como uno más de los que mueven monedas para conseguir sus objetivos.
Diego Cocca es seleccionador nacional con los mismos méritos reales que 25 más en México; punto extra, es quien estaba a cargo de los Rojinegros en su bicampeonato forzado.
El mejor rendimiento que tuvo como entrenador fue en Colombia, dirigiendo 11 juegos. Lo echaron de la Comisión de Actividades Infantiles en Argentina; lo echaron de Gimnasia y Esgrima; lo echaron de Santos, teniendo el peor arranque de debutante en la historia del club; lo echaron de Huracán; a pesar de un buen camino en Racing, también se va; en Millonarios, 11 partidos y una eliminación en cuartos de final termina yéndose nuevamente; vuelve a Racing y renuncia; llegó a Tijuana y lo echaron también; va a Rosario Central, dos torneos regulares y se vuelve a ir; en Atlas le ayudaron a ganar su bicampeonato y después de dar muchísima pena en su tercer torneo, lo echan; va a Tigres, dirige cinco juegos y lo corren por estar en pláticas con la Selección.
Visualicen el proyecto que nos ofrecen para los siguientes años:
Director deportivo sin experiencia para hacer el plan de acción; entrenador corrido ‘n mil’ veces de todos lados; muchas ofertas bonitas de cambio, pero todas se presentarán a votación; un Consejo de personajes que ya de por sí manejaban el futbol mexicano antes que hicieran su petit comité. Esto y que no habrá eliminatorias para tener partidos de preparación, será lo que puedan conseguir donde sea.
Crónica de un fracaso (otro más) anunciado desde que los dueños del chiste, Mikel y Yon, son los orquestadores de ello. Y si a eso le agregan que las “vacas sagradas” de la Selección amenazan con jugar el Mundial en México, estamos jod… bueno, lo tenemos muy complicado.
Esto es el circo de siempre con la Federación, ‘atole con el dedo’ y promesas dignas de novela.
Nosotros como consumidores del producto “Selección Nacional”, exigiremos resultados como si fuéramos Brasil, sin filtro y con la venda en los ojos, pero entendamos que si con alguien decente y bien formado como entrenador se tiraron todos a la yugular, ahora con estos inventos de locura nos darán para romper más de un televisor.
El circo polivalente que se armó después del sesudo análisis de 60 días y sumando es un mal chiste, ni la peor tragicomedia de los noventas hubiera puesto tanto personaje sin ton ni son a decidir el porvenir del equipo nacional.
En fin, vendrán los primeros juegos de un entrenador que en circunstancias reales no debería pasar del año. A Enrique Meza, con todo lo que es el señor como entrenador, la Selección le quedó grande. ¿Qué nos espera de un entrenador despedido por todos lados?
Este perfil inventado por la Federación para el nombramiento es un argumento/pretexto más para el fracaso.
Y recuerden, la pelota siempre al 10.