Estados Unidos pasea a un vergonzoso Tricolor
Una selección mexicana sin pies ni cabeza es exhibida por la escuadra de las barras y las estrellas, que le propina un contundente 3-0 en las semifinales de la Nations League.
Una indigna y vergonzosa exhibición dio la noche de este jueves la Selección Nacional de México, que fue paseada, goleada y humillada por Estados Unidos, que propinó un contundente 3-0 al cuadro azteca en las semifinales de la Nations League.
En juego celebrado en Las Vegas, los mexicanos fueron dominados por completo por el cuadro de las barras y las estrellas desde el primer minuto de juego, pues el cuadro dirigido por Callaghan se plantó ordenado y ofensivo.
México no lograba rebasar la media cancha y Estados Unidos se mostraba incisivo en el área azteca, lo que trajo buenos resultados para los locales al minuto 37, cuando Christian Pulisic aprovechó la incapacidad de la defensa tricolor para sacar la pelota y sacó disparo cruzado para vencer a Ochoa y hacer el 1-0.
Con la ventaja en el marcador para Estados Unidos comenzó el segundo tiempo, donde de inmediato el cuadro norteamericano aumentó su ventaja, nuevamente por cuenta de Pulisic, quien cerró una gran jugada a velocidad por banda izquierda, decretando el 2-0 al minuto 46.
México perdió completamente el sentido del juego y eso se vio reflejado con una artera patada sin balón de Montes a McKennie que desató una batalla campal donde el jugador mexicano se fue expulsado.
A partir de ese momento, el cuadro dirigido por Diego Cocca se dedicó a patear al rival y con la mente en otro partido permitió que cayera el tercer gol, luego de que Israel Reyes perdió la marca de Pepi, para que el estadounidense hiciera el 3-0 al 78’.
La Selección de México siguió dando facilidades y en otro arranque de violencia, Edson Álvarez y Gerardo Arteaga comenzaron otro conato de bronca donde Arteaga intercambió golpes con McKennie, que generó otra batalla campal que terminó con la expulsión del mexicano y del estadounidense, además de Sergiño Dest.
La violencia y mal comportamiento de la selección mexicana se trasladó a la tribuna, pues el grito homofóbico se hizo presente y fue suspendido el juego unos minutos, situación que no cambió al reanudarse el encuentro, provocando que el silbante decretara el final del juego antes de que terminara el tiempo de compensación.
