El lado B de Pablo Guede: roces con referentes y mucha superstición
Pese a tener 50 años, Pablo Guede ha sido un trotamundos del futbol. El nuevo entrenador de La Franja tiene pasajes cuestionables en el manejo del vestidor de los equipos que ha dirigido.
A menos de 72 horas desde su presentación, el Club Puebla y Pablo Guede viven una luna de miel. Todo es optimismo, buenos deseos, armonía y frases rimbombantes, empero, cuando el amor se acaba, el estratega argentino no siempre ha mostrado su mejor cara.
La gestión de Guede muchas veces suele complicarse por su manejo con los futbolistas, sobre todo con los líderes del vestidor.
El director técnico argentino tiene la reputación de hacer jugar bien a sus equipos, aunque esa fama no suele acompañarlo siempre y sus resultados más recientes en México hablan por sí solos. Es un obstinado del trabajo en cancha que no se casa específicamente con un esquema táctico y con la capacidad de variar entre línea de tres y línea de cuatro dependiendo las condiciones de su equipo y del rival.
Sin embargo, es más allá del rectángulo verde donde muchas veces comienzan los problemas en su gestión grupal.
Una metodología poco ortodoxa
En el mítico Colo Colo de Chile, Guede amarró alguna vez a un palo al mediocampista chileno Esteban Pavez, para que no pasara de su demarcación: la media cancha.
En su teoría, esa sui generis práctica podría adaptarlo a la posición. Aquello no fue un chiste o invención periodística, fue completamente en serio y relatado por los también futbolistas de “Los Albos”, Jaime Valdés y Óscar Opazo: “¡Cómo le gustaba irse para delante, quédate atrás cagá!”, expresó Valdés. “¿Te acuerdas cuando Guede lo amarró?“, mencionó Opazo. En aquella instancia según comentaron el entrenador usó una cuerda para atar a un palo a Pavez.
Ahí comenzaron los retos, cuando le dijo: “Si pasas la mitad de la cancha, no vas a jugar más”, reveló Valdés en una entrevista para el sitio del Colo Colo, Dale Albo.
En Colo Colo, Guede tuvo diferencias con dos líderes: Justo Villar y Julio Barroso, referentes y capitanes del club. Además, tuvo problemas con Mark González, futbolista que él llevó, al cual terminó definiendo como “bipolar, rencoroso y envidioso”.
En Chile afloró el lado más supersticioso de Guede, cuando en medio de una mala racha mandó a pedir ocho matas de ruda, para según él, ahuyentar la mala suerte. Las plantaron alrededor del campo de entrenamiento, pero el ritual no acabó ahí ya que el vestidor también sufrió con las cábalas, cuando Guede mandó al utilero a esparcir vinagre con trapos por todo el piso, las paredes y las regaderas.
La mala suerte no se fue del Colo Colo, pero él sí.
Problemas con los líderes
Cuando Pablo Guede llegó a los Xolos de Tijuana, ponderó que Miller Bolaños y Ariel Nahuelpán serían sus líderes y referentes dentro del vestidor. Sin embargo, dos meses después, ambos quedaron fuera del equipo por indisciplina.
Con el San Lorenzo de Almagro en Argentina, tuvo problemas personales irreconciliables con el capitán, Juan Ignacio Mercier. Cuando este último renovó contrato con el club, Guede se marchó arguyendo que era la razón de su renuncia.
También dijo tener problemas con Leandro Romagnoli, quien públicamente lo señaló por su mal manejo de grupo.
En Necaxa no tuvo tiempo de cábalas y pleitos con los capos del vestidor porque apenas superó la decena de encuentros dirigidos.