Denuncian ventas fantasma en palcos del Cuauhtémoc en Final de Ida
Un palcohabiente del Estadio Cuauhtémoc denunció la irregular venta de boletos dentro de su propio palco durante la final de ida entre América y Rayados. Pese a que se comunicó con el Club Puebla para investigar el manejo irregular de accesos, no ha recibido respuesta.
La final de ida del Apertura 2024 entre América y Monterrey en el Estadio Cuauhtémoc estuvo marcada por un polémico incidente: un propietario de palco denunció la invasión de su espacio por personas con boletos presuntamente vendidos de manera irregular.
En entrevista con GRADA, el afectado -que solicitó permanecer en el anonimato por temor a represalias- aseguró ser copropietario de un palco “antiguo”, es decir, de los vendidos por el gobierno estatal cuando se inauguró el inmueble en 1968, cuya duración es por 99 años.
“El dueño original del palco fue mi papá y otros dos amigos, quienes ya fallecieron. Lo heredamos y como somos copropietarios, cada uno tiene cuatro asientos”, inició explicando a este periódico.
Vecinos inesperados
Tras explicar que parte del palco no suele utilizarse a lo largo de la temporada, el dueño del palco reveló que el pasado jueves ocho personas ajenas ingresaron a su propiedad.
“Fueron mis hijos al estadio junto con sus amigos. De pronto dentro 8 personas, casualmente estaban en los asientos de mis copropietarios que no fueron por sus tarjetas para esta temporada”.
Ante esta inesperada situación, los jóvenes solicitaron el apoyo de las autoridades al desconocer el origen de estos “invitados”. Sin embargo, los individuos ingresaron al palco comprando sus boletos de forma legítima.
“Mi hijo y sus amigos vieron al futbolista Igor Lichnovsky; se bajan y se salen del palco para pedir el autógrafo y cuando regresan ya está metida la gente. Mi hijo le habla a la policía y resulta que los sujetos tenían boleto pagado por Boletomóvil y señalan hasta el número del palco. Entonces se quedaron a pesar que ninguno era parte de los copropietarios”.
Contacta al club sin éxito
El afectado explicó que el problema no sólo fue la “invasión” por este juego sino porque además estas personas dejaron afectaciones en el palco y contaban con llaves de acceso, hecho por el que también decidió levantar la voz para evitar futuros casos.
“Encuentro uno de los boletos y descubro que estos se vendieron a las 15:23 horas, es decir, cuatro horas y media antes del partido imprimieron los boletos y metieron gente. Lo delicado es que tienen llaves y saben de los movimientos".
De acuerdo a las evidencias presentadas, los boletos fueron vendidos e impresos por Fernando Chávez el jueves 12 de diciembre a las 15:22 horas, con el folio 10555590.
Además de contactarse con este medio deportivo, el denunciante envió un correo al Club Puebla esperando tener una explicación de lo sucedido. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición no ha recibido respuesta alguna.
“A nosotros nos dijeron que el último día para recoger tarjetas era el miércoles 11 de diciembre. ¿Cómo es posible que hayan vendido boletos al día siguiente? Este problema da la sensación de ser una mafia, no sé si de la boletera o de un tercero”.
Por otro lado, reconoció que tras lo sucedido tomaron medidas de seguridad como cambiar la chapa, así como dar el mantenimiento adecuado al palco para dejar atrás este amargo momento.
"Jamás me había pasado algo así. Decidí llamar a un cerrajero para cambiar la chapa. La bronca no sólo fue el hecho de que hubiera personas ajenas en el palco, sino que además dejaron todo botado y hecho un asco".
Finalmente, el denunciante aseguró que busca exponer su caso con el fin de convertirse en una alarma para que la directiva del Club Puebla tome medidas y evite futuros casos como este.
“Me preocupa esta situación pensando en que es posible que llegue Cruz Azul o el América a jugar la próxima temporada con en Puebla y que esto se haga un modus operandi”, finalizó.
¿Deja vú?
Este caso parece no ser el único. En el juego amistoso de la Selección Mexicana ante Valencia el pasado 12 de octubre, ocurrió un hecho similar donde decenas de aficionados se ubicaron en zonas ajenas incluyendo donde laboran los periodistas.