Gustavo Moscoso: “Era prohibido perder con América”
En entrevista con GRADA, Gustavo Moscoso recordó la intensa rivalidad entre el Puebla y el América en la década de los ochenta. El chileno reconstruyó su famoso gol para eliminar a las Águilas en la temporada 86-87.
Hubo una vez un Puebla de raza que se atrevió a desafiar a los equipos más poderosos y se consagró como un protagonista del balompié mexicano. Aquella Franja de los ochenta tenía un mandamiento sagrado: ganarle al América, por sobre todas las cosas.
Para Gustavo Moscoso, el recuerdo de esas batallas memorables ante el equipo capitalino evocan uno de los momentos más importantes de su carrera: el gol con el que los camoteros eliminaron al América en los Cuartos de Final de la temporada 86-87.
“Yo lo tengo en el recuerdo porque fue uno de los goles más bonitos e importantes que me tocó marcar en mi carrera. Todavía tengo el zumbido del “tac, tac, tac”, de esos momentos blancos que ocurren en el deporte; no sé por qué se produce un silencio que solamente va marcando los tiempos en los que uno no sabe ni cómo ocurren las cosas… y terminó siendo un gol muy importante”.
La jugada que tejió el equipo de la Franja para esa agónica e inolvidable victoria, tuvo todos los matices necesarios para ser épica: la calidad de la misma, el escenario y el momento.
“Fue una pelota sacada desde atrás, por el lado derecho y contra una defensa que era durísima. Yo no entraba al área ni borracho en esa época, porque era un extremo, no sé por qué me pilló a la altura del centro del área, donde pude tirar una pared de primera. Fue una jugada entera de primera intención: el centro de Arturo (Álvarez), el pase a Bartolotta, y Bartolotta la puso ahí para que yo pudiera marcar ese gol”.
La hombrada poblana
El dos a dos en el encuentro de ida disputado el 20 de mayo de 1987 obligaba al Puebla a ganar el partido definitivo en el coloso de Santa Úrsula.
A remolque fue toda la eliminatoria, porque los poblanos caían por cero a dos apenas rebasando los 15 minutos del juego de ida, luego de los goles de Juan Antonio Luna y Carlos Hermosillo, a los minutos 3 y 18 respectivamente.
Clave fue para La Franja el regreso en la misma primera parte, con una reacción inmediata gracias a los goles de Tito Rosete al minuto 18’ y Carlos Poblete al 45'.
“El América era un equipazo y nosotros no habíamos tenido el resultado ideal en casa, teníamos que ir a fuerza a ganar al estadio Azteca. Gracias a Dios las cosas se dieron a favor de nosotros y los eliminamos. Ese resultado le costó el trabajo a uno de los técnicos más importantes (Miguel Ángel “Zurdo” López) que ha tenido el Club América”.
En aquella época, como ahora, eliminar al América en el Azteca se antojaba como una misión casi imposible, que rozaba la proeza.
El Puebla tomó la ventaja en el segundo tiempo del partido de vuelta, mediante una anotación de Arturo Álvarez a los 9 minutos, sin embargo, Eduardo Bacas empató el juego y la eliminatoria al minuto 76.
El América ya se sentía en la siguiente ronda y comenzó el festejo, pero el Puebla tenía otros planes.
“Imagínate el estadio Azteca lleno, nosotros conscientes de que el tiempo corría en contra y escuchando la canción de América que tenían de Chayane. Dolía, pero gracias a Dios se dio ese momento (la eliminación del América)”.
Eternos minutos finales
Fermín Ramírez Zermeño fue el árbitro de aquel encuentro en el que la rivalidad Puebla – América alcanzó el pináculo.
Como toda hazaña, el drama venía incluido y el Puebla tuvo que aguantar casi diez minutos con la ventaja tras la anotación de Moscoso.
El colegiado compensó 5 minutos, pero el partido ya iba más allá de los seis minutos en la prórroga, lo que provocó la ira del entrenador del Puebla, el uruguayo Hugo Fernández, que se fue expulsado por enésima ocasión en su carrera.
“Él (Hugo Fernández) creía que el partido ya había terminado y que se habían agregado minutos de más, pero gracias a Dios las cosas terminaron como tenían que ser y eliminamos a un gran América”.
Un partido distinto
El pique que alcanzaron Camoteros y Águilas durante esa etapa del futbol mexicano, llegó a tintes de clásico y en el seno poblano entendían que no era un encuentro más.
“Eran partidos generalmente muy importantes, frente a un equipo muy poderoso como lo es hoy en día. Contra el América estaba prohibido perder”.
Por ello mismo, aquella tarde del 23 de mayo de 1987 quedará siempre en la memoria de quienes vivieron ese momento.
No sería descabellado afirmar, que el gol de Gustavo Moscoso ha sido la anotación del Puebla que más personas han festejado. No sólo la parcialidad de los camoteros gozó esa anotación, sino toda la nación antiamericanista.
El otrora extremo del Puebla, recordó que el Cuauhtémoc era una de las aduanas más difíciles del futbol mexicano, las condiciones de la cancha y las características del equipo, hacían valer la condición de local.
“Puebla en general para todos los equipos era una plaza muy difícil. Los partidos eran al mediodía, tenía una cancha de pasto tupido y teníamos un equipo con mucha identidad”.
Prima doble y triple contra el América
Aquel Puebla que se ganó a pulso el mote de “el coco del América”, no sólo sabía afrontar ese encuentro en la cancha sino también desde el escritorio.
“Emilio Maurer sabía jugar estos partidos desde su posición. La cantidad que le pidiéramos a Emilio (Maurer), él decía que era muy poco y ofrecía el doble. Por ejemplo, en ese tiempo se jugaban dos puntos por partido, entonces eran ocho mensuales, y Maurer decía que si sacábamos seis, el nos pagaba los ocho, pero si sacábamos menos no pagaba ninguno”.
Era una rivalidad a todos niveles y si el Puebla puso de rodillas en más de una ocasión al orgulloso cuadro crema, en buena medida se debió también al respaldo de su directiva.
Con la esperanza de mejores tiempos
Como ocurre con la mayoría de los ex futbolistas que vivieron la mejor época del Puebla, las “vacas flacas” se sufren, pero como la esperanza es lo último que muere, Gustavo Moscoso confía en mejores tiempos.
“Siempre con la esperanza de que se obtenga un buen resultado, pero permanentemente con desilusión, no tanto por los resultados mismos, sino porque veo que en el concepto general no se está trabajando en beneficio de conseguir un buen equipo”.
Moscoso, quien también dirigió al Puebla por un breve lapso en el Torneo de Invierno 2000, tiene claro cuáles son las principales falencias del Club Puebla a nivel institucional y apunta directamente.
“Yo digo que es una falla de dirección deportiva, pero no sé si a quien esté en ese momento no le permitan hacer su trabajo y poder consolidar un equipo que vaya creando una identidad. Nosotros teníamos a directivos que jugaban al futbol desde el escritorio, teníamos a un Emilio Maurer, Couttolenc, gente que sabía jugar al futbol desde su espacio”.