México City Open rinde homenaje póstumo a Yola Ramírez
El torneo Mexico City Open realizado en el Deportivo Chapultepec dejó a su paso un emotivo momento con el homenaje póstumo a la tenista poblana cuya trayectoria la hizo convertirse en leyenda máxima del deporte blanco de México.

A un mes de haber partido de este plano terrenal para empezar a dar clases en el campo celestial, la figura de Yolanda del Monte Carmelo Ramírez y Partida, mejor conocida en el ámbito deportivo como "Yola Ramírez”, sigue vigente entre las nuevas generaciones, pues su impresionante carrera la ha colocado como la leyenda máxima del deporte blanco de nuestro país.
Justamente por la figura inmortal que dejó en cada uno de sus servicios, golpes, exhibiciones y resultados, la organización del México City Open, torneo internacional realizado en la capital del país, decidió rendirle un sentido homenaje póstumo en la catedral del tenis nacional, el Deportivo Chapultepec.
Previo al arranque de la competición se llevó a cabo una ceremonia en la que se recordó la leyenda que forjó la tenista originaria de Teziutlán. En la sede del campo, el hijo de la mítica Yola Ramírez, Enresnto Ávila recibió una placa conmemorativa como una forma de agradecer su legado.
Cabe destacar que por muchos años, Yola Ramírez brilló en esa misma sede, por lo que fue inevitable una dosis de nostalgia para quienes pudieron conocer el enorme nivel que tuvo la tenista poblana que puso muy en alto el nombre de México por más de una década.
Además de este reconocimiento en el que se apreció un par de fotografías, una de ellas en la cancha que lleva su nombre desde 2021 cuando el Deportivo Chapultepec le había hecho un homenaje en vida donde agradecieron su entrega y legado en el deporte blanco nacional.
De figura a inmortal
Hablar de Yola Ramírez es mencionar a la mejor jugadora del tenis femenil que ha tenido México en toda su historia ante los enormes logros que consiguió los cuales destacan haber sido sexto lugar mundial en el ranking del Women's Tennis Association (WTA) a principios de los años sesenta.
La tenista de Teziutlán, Puebla, tiene un logró que hasta nuestros días persiste: campeona en dobles dentro del prestigioso torneo de Roland Garros en 1958. La mexicana llegó a la final en las ediciones de 1960 y 1961.
Durante su extensa carrera consiguió un total de 32 títulos, entre ellos, ocho medallas en Juegos Panamericanos (cuatro oros, tres platas y un bronce), así como seis medallas de Juegos Centroamericanos y El Caribe.
Los resultados que dejó en la arcilla hicieron que su nombre quedara grabado en el Salón de la Fama de Roland Garros y de Wimbledon haciendo que su nombre siga resonando en el futuro cuando se hable del tenis en México.