Unos quieren ganar la Copa del Mundo; en México desean presumir un bolso Louis Vuitton
¡Marruecos rebasó su tope! ¡México también lo puede hacer! El problema está relacionado con la actitud del futbolista mexicano.
Hace casi dos semanas terminó la Copa del Mundo para el “Tri”. Muchos dicen tener un manojo de dudas con relación al futuro inmediato de la Selección Mexicana. Yo, por el contrario, tengo al menos una certeza: nada cambiará de aquí a tres años y medio cuando se lleve a cabo una Copa del Mundo tripartita.
Hoy, en los principales programas deportivos de televisión, se emiten unas peroratas interminables con relación al tema que les parece más importante: la elección del nuevo entrenador, quien, dicho sea de paso, no tendrá una gran encomienda puesto que solamente tendrá que hacer mejor las cosas que Gerardo Martino y eso casi cualquiera lo puede conseguir.
El análisis es magro. El problema que debe solucionarse no es la elección del nuevo director técnico. ¿Es un tema importante? Sí, pero no el más significativo. El problema a solucionar consiste, en primera instancia, detectar qué es lo ocurre con México en el certamen de mayor jerarquía de la FIFA.
Unos dicen que la medianía de cada cuatro años, hoy convertida en fracaso, es el tope del futbol mexicano. Los analistas de esa corriente indican también que México tiene lo que merece porque su nivel no da para más. ¿Tienen razón? La respuesta es: no.
Mi argumentación no se cimienta en la comparación añeja sino en una muy nueva: el caso de Marruecos. Y es que, contra todos los pronósticos, este equipo que no solamente fue corazón y entrega, puesto que presentó una defensa de concreto y una ofensiva de vértigo, llegó hasta la ronda de semifinales; el equipo africano hizo un gran Mundial y si viste su último partido concordarás conmigo en que, por lo hecho en el segundo tiempo, bien pudo eliminar a Francia y llegar hasta la final.
¡Marruecos rebasó su tope! ¡México también lo puede hacer! El problema, porque así lo percibo y porque tengo razones para así plasmarlo en estas líneas, está relacionado con la actitud del futbolista mexicano.
En nivel, claramente, México es inferior a las potencias europeas y sudamericanas. Sin embargo, la principal diferencia entre el “Tri” y aquellas radica en que sus integrantes tienen formas distintas de entender el futbol y lo que su práctica profesional genera.
No es certero generalizar. Más generalizar, a veces, es un buen ejercicio para comprender realidades distintas. Dicho esto, hablemos de lo que el futbolista mexicano persigue: él, como acción recurrente, entiende el futbol como una plataforma para acceder a un estatus que se materializa en jugosas cuentas bancarias, casas, automóviles de lujo, ropa de diseñador y bolsos Louis Vuitton. En cambio, para el futbolista europeo o sudamericano, aunque no desprecia los objetos antes mencionados, prioriza su profesión y, sobre todo, le da un fuerte valor al orgullo de portar el jersey de su selección.
¿El nivel es importante? Sí. ¿Tiene valía la elección de un nuevo entrenador? Por supuesto. ¿Elevando el nivel y eligiendo a un buen timonel se dará ese salto de calidad esperado? No. Para lograr lo que se pretende, además de lo recién expuesto, se requiere un cambio de actitud, una comprensión de que el futbolista de selección debe asumir esto como profesión, no como un pasatiempo, no como una vitrina para evidenciar presunción.