GRADA Opinión

El honor estudiantil

La esencia y pertenencia que el deporte estudiantil desde lo que denominamos el honor parte para ser grandes deportistas y en esa construcción de personas que deben y quieren trascender en esta vida.

Antonio
Antonio Palomino

Actualizado: 5 MAY 2023 - 1:32

El honor estudiantil
Arte: GRADA

¿Qué es lo que tiene en la mente el futbolista (ambos géneros) cuando participa a nivel estudiantil?

Ese apego a los mejores años de tu vida en la escuela, aunque algunos nos hayamos quejado de alguna o varias maneras, pero si algo queda bien claro es que ese tiempo vivido durante primaria, secundaria, preparatoria y universidad, a nivel deportivo, es y serán los mejores años, aunque después algunos pocos puedan llegar al profesionalismo.

Tenemos un mar de dudas a todas horas, las presiones de los horarios, las calificaciones, la vida social (a veces) y el ganar a toda costa, porque sabes y sientes que tu escuela es la mejor.

Todo comienza desde las semanas de pruebas, algunos con puestos asegurados porque el nivel lo demanda y otros más que a ojo del entrenador deben lograr ese puesto. Habitualmente no se carga el plantel porque tampoco hay mucho espacio para rotaciones, los resultados deben ser inmediatos y el trato es de un equipo semiprofesional, en la mayoría de las situaciones.

Una vez pasado el primer corte, toca ponerse a entrenar: la planificación de nivel estudiantil se ha ido profesionalizando conforme pasan los años, porque ya no son los mismos ejercicios repetitivos que siempre partían de muchas repeticiones de toque de balón, la trenza para rematar, dominar el balón durante minutos y golpear de lado a lado para practicar cambios de juego.

Hoy día la estrategia y el movimiento táctico dentro de los equipos es una prioridad para que el resultado sea el óptimo y que este mismo ejercicio sirva al futbolista para crecer individualmente y que su sueño de profesional siga vivo.

Esto significa que a pesar de las clases y demás ocupaciones de los futbolistas, se deben al equipo de manera responsable por su propio futuro y el bien común.  

En algunos equipos se logran rituales dentro del grupo, se asocian ciertas actividades lúdicas de entrenamiento o convivencia que permiten que la fortaleza del equipo crezca, que sean uno en la cancha.

Como recuerdo muy grato en tiempo estudiantiles, en el Colegio Benavente teníamos un momento antes de comenzar el juego donde todos en sus posiciones hacíamos sonar dos aplausos y dos golpes en los muslos de manera repetitiva y a un ritmo cadencioso, esto desconcertaba al rival, nos miraban extrañados porque no entendían el significado del ejercicio, pero para nosotros era nuestra última charla no hablada para enfocarnos en lo que vendría.

Estos 3 o 5 minutos en lo que el árbitro ponía todo en orden era un previo del inicio agresivo que haríamos, los primeros 10 minutos presionamos de manera sofocante para atosigar al rival, que sintiera que no sería un partido sencillo y que nosotros mandaremos en el juego.  Estos “rituales” significaban unión, significaban que el equipo estaba listo para ganar, estos momentos hacen que los recuerdos de esos tiempos queden con una sonrisa, no importando derrotas ni victorias, (obvio sí); pero por el momento sentimental digamos que no.

Hoy día el fútbol estudiantil en Puebla está de fiesta con el ascenso de UPAEP y Anáhuac en el torneo de CONADEIP.  Pero también es cierto que las diversas categorías en muchos de los torneos estatales y nacionales tienen a representantes dignos y ganadores desde la capital poblana.

La esencia y pertenencia que el deporte estudiantil desde lo que denominamos el honor parte para ser grandes deportistas y en esa construcción de personas que deben y quieren trascender en esta vida. No solo parte por jugar y ser buenos en ese deporte, sino que sean recordados siempre por compañeros y profesores dando triunfos y glorias al escudo de la escuela.

Demostrar que tu escuela es la mejor en la ciudad, llegar a entrenar con esa meta y objetivo, que te sientas orgulloso de portar su uniforme, llegar a la cancha antes para preparar el partido; todo eso que lleva ser seleccionado de tu institución y que siempre llena de orgullo el pecho.

Maradona decía: “Cuando me pongo la cinta de capitán, como que el brazo izquierdo se hace más grande, el corazón late mucho más rápido y siento que camino con el brazo llevándome hacia adelante”. Este mismo sentimiento es cuando te pones el uniforme estudiantil, el pecho se infla y te sientes imparable.

Solo queda decir: “Indivisa Manent” (siempre agradecido y orgulloso).

Y recuerden, la pelota siempre al 10.

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