¿A dónde se dirige el Puebla?
La Franja de hoy en día no será campeona ni tampoco la peor en este sistema de competencia. Sin embargo, corre el riesgo de adquirir una fisonomía insípida como la que, ya descaradamente, asumen equipos como San Luis, Juárez, Querétaro y Necaxa.
Uno es lo que hace con lo que hicieron de él. Frase existencialista acuñada por Jean Paul Sartre, el intelectual francés de mirada triste y perdida, el existencialista que escribió La náusea, El muro y, entre otros libros, El ser y la nada.
Pues bien, hoy, en 2023, podríamos decir que Puebla es lo que hizo con lo que hicieron de él. ¿Qué es Puebla? Es, desde mi punto de vista, un equipo satélite, uno que gravita sin dirección aparente, uno que está ahí (Liga MX) porque tiene que estar; un equipo que, por desgracia, se ha convertido en rival para 17 más, pero nada más.
Y es que una vez que culminó el torneo anterior, donde el equipo de esta ciudad fue desbaratado por un América que no encontró un verdadero rival, tanto en el Cuauhtémoc como en el Azteca, Puebla, otra vez, perdió rumbo y hoy, más de cuatro meses después, no se sabe a qué puerto se dirige.
Durante dos años, Puebla, quizá por lo fortuita que a final de cuentas resultó la contratación de Nicolás Larcamón, tuvo por objetivo llegar a Liguilla y pelear por el tercer trofeo de liga en sus casi 80 años de vida.
Por objetivo, también tuvo durante ese par de años alegres vender jugadores para hacerse de recursos que le dieran solvencia para operar sin pérdidas, porque su presupuesto, uno que no es ostentoso, no admite ornamentos ni despilfarros.
Sin embargo, durante este torneo no se sabe a dónde se dirige el Puebla; uno no sabe para qué juega y qué espera lograr a partir de su accionar. Y es que su desempeño en la cancha no es para llegar a Liguilla y tampoco para pelear con Mazatlán el último lugar. El juego de la Franja tampoco es para agradar porque, la gente bien lo sabe, el equipo de Eduardo Arce no es uno de vértigo, sino uno que juega práctico.
Este Puebla no está para pelear por el campeonato; y si somos sinceros, tampoco para acceder a la liguilla. Este Puebla, también tenemos que señalarlo, no es el más malo de la liga; este Puebla es un equipo regular que no va para adelante y tampoco para atrás; este Puebla navega en la barca de la medianía, aquella que, al zigzaguear jornada a jornada, aleja a los habitantes de la tribuna.
La Franja de hoy en día no será campeona ni tampoco la peor en este sistema de competencia. Sin embargo, corre el riesgo de adquirir una fisonomía insípida como la que, ya descaradamente, asumen equipos como San Luis, Juárez, Querétaro y Necaxa.
Este año, como va y como se ve que terminará, este equipo camotero no podrá ni aspirar a sanear sus finanzas, porque no se distingue por dónde el juego de alguno de sus integrantes podría enamorar al dueño de algún club con gran chequera.
Este Puebla juega en azul y blanco, pero, si somos sinceros, semana a semana es un equipo grisáceo.