GRADA Opinión

El estigma del Real Madrid

El Real Madrid es y será uno de los clubes más grandes más allá de quien los dirija o como se llame el futbolista en turno. Nos pueden caer bien o mal, gustar o no, pero algo es indudable: los blancos están hechos para triunfar.

Antonio
Antonio Palomino

Actualizado: 13 MAY 2024 - 4:46

El estigma del Real Madrid
Arte: GRADA

Bien sabemos quién es y qué significa el Real Madrid en el mundo del fútbol y dicha figura se ha engrandecido en las últimas temporadas en Europa. Nadie, absolutamente nadie, duda de la grandeza del equipo y miren que yo hablo desde la banqueta de enfrente. Si bien hay días que se traban las ideas y parece que ese gigante blanco caerá, su mística, su esencia (mejor dicho) ganadora los saca avante.

No hay manera de explicar lo que hemos visto en los últimos años en la Champions League, equipos como Chelsea, Manchester City, PSG y recientemente el Bayern Munich no han sabido mantener ventajas en el marcador a solo unos minutos de cerrar los partidos y eso hace pensar a los rivales “¿cuántos goles de ventajas realmente se necesitan para derrotar al Madrid?“

Se han caído ventajas de 3 y 4 goles en cuestión de minutos solamente. Y más allá del “espíritu de Juanito” y tanta frase poco modesta que los merengues suelen usar para justificar su grandeza, este escudo tiene algo distinto.

En su momento, el Bayern espantaba a todos, pero los títulos no llegaron en Europa; el mejor Barcelona de la historia sólo pudo tener 3 Champions en 10 años de dominio; el Manchester City, todopoderoso económicamente, sólo ha podido rescatar una “Orejona” y casi no la gana. Pero ninguno de estos equipos lleva ese halo de triunfo que los blancos tienen.

Como en todos los grandes equipos y en cualquier torneo del mundo, las decisiones arbitrales dudosas parecen beneficiar al más grande, pero esto no es motivo ni razón de su gran historia y sus múltiples logros y trofeos. Ningún arbitraje tendencioso puede mantener tantos años de grandeza. Posiblemente sí haya trofeos que vienen de alguna jugada no tan clara y que genere el repudio ajeno pero, vamos, esto es fútbol y a pesar de las intenciones de hacerlo más transparente del VAR y otros inventos absurdos, siempre habrá un toque de picardía en el campo.

Como rivales es muy difícil entender cómo detenerlos, cómo evitar que tengan un trofeo más cuando llegan las finales. Y un punto clave de los que juegan en el Real Madrid es que se saben con la capacidad y talento necesario para derrotar a quien sea que tengan enfrente. Mentalmente, para los contrarios es un problema mayúsculo disputar partidos contra los merengues porque no se darán por vencidos, no importa el marcador andante.

El Real Madrid es y será uno de los clubes más grandes más allá de quien los dirija o como se llame el futbolista en turno. Nos pueden caer bien o mal, gustar o no, pero algo es indudable: los blancos están hechos para triunfar. De una manera u otra, siempre estarán discutiendo títulos. 

Este estigma, esta marca de nacimiento, tatuaje en el alma misma del Bernabéu que los conmina a avanzar y seguir ganando sin importar las circunstancias, esto no lo tienen otros en el mundo. Hubo equipos de época, y se acabó su reinado y si aprovecharon poco para juntar Copas de Europa es su responsabilidad. 

Vimos al Manchester United de Ferguson; al Milán del mismo Ancelotti; al Bayern Munich también de “Carletto”; al Barcelona de Guardiola, Tito y Luis Enrique; al Inter de “Mou”; vemos ahora al City de Pep y aun así el Madrid ha competido y ganado contra todos. 

Estos equipos que marcaron época y que en algún momento pudieron derrotar a los blancos, son recordados como épocas, lapsos donde pudieron tomar el reflector que habitualmente apunta a los merengues, lograron ser parte de la historia a pesar del Madrid. Han existido muchos equipos competitivos y hasta posiblemente mejores en plantilla y estructura que los blancos, pero no tuvieron esa intención total de triunfo qué estos si tienen. 

Enhorabuena por los logros y triunfos que tienen, reconocer su grandeza no minimiza a los propios. Simplemente que lo que se ve, no se juzga. 

Y recuerden, la pelota siempre al 10.

Sobre el autor