Una Oda al Fútbol
Una Oda al fútbol, no al moderno, ni al clásico, al fútbol espectáculo, al fútbol que nos emociona porque tiene goles.

Una oda se define como el canto o poema dedicado a algo o alguien.
En la vida hay partidos dignos para la historia. Estos juegos donde la lógica no reina y las emociones permiten que el partido esté lleno de atención y que los aficionados de uno y otro equipo disfruten a pleno los aciertos y errores que se ven en la cancha.
En las semifinales de la UEFA Champions League de este año tuvimos un encuentro digno del recuerdo. Un renovado Barcelona con un trabajado Inter Milano en un enfrentamiento que captaría la atención de propios y extraños.
La magnitud del fútbol y la cantidad de goles vistos en la serie permitieron disfrutar un espectáculo digno de la mayor y mejor competición de clubes que existe.
El nivel mostrado por ambas escuadras fue sublime y si bien se decía que era la final adelantada al tener en la otra llave un cruce menos llamativo como lo fue PSG vs Arsenal, no defraudó ni un solo minuto.
Vayamos desde la calificación de ambos equipos. Fueron de los mejores durante toda la temporada, situados como números 2 y 4 de la clasificación general, ambos presentaron futbol revolucionario que puso en alto ambas instituciones.
Los italianos desde la defensa y el orden táctico cargado de contragolpes con el tándem Lautaro Thuram, pasando por la solidez de un tipo joven como Bastoni y la templanza de uno que venció a todo en esta vida y sigue andando tan campante como si nada, hablo de Franco Acerbi, en la vida ya lo logró, en la cancha sigue juntando trofeos.
Un arquero menospreciado como Sommer, arquero suplente del Bayern con Neuer al mando y pocas veces apreciado por lo que podía llegar a ser, era tomado en cuenta como un arquero sustituto y solamente eso. Neuer se lesionó y entonces se convirtió en una opción mayor.
El neroazzurro se deshizo del lastre que significaba Onana en las intenciones de títulos y trajo al suizo, la historia sigue escribiéndose y desde tiempos donde el arco del Biscione era custodiado por Zenga, Pagliuca, Peruzzi, Julio César y el último grande Handanovic. Siempre habían quedado cortos los intentos por cubrir una posición importantísima para la estrategia basada en la defensa que los equipos italianos habitualmente presentan.
El timón Simone Inzaghi era una apuesta al aire para grandes eventos, con el equipo que tenía debía bastar para cubrir liga y copa, pero ¿Y la Champions?
Por el otro lado venia el Barcelona del Tiki Taka versión número “n” que debía recuperar la mística ganadora y que el buen funcionamiento se reflejara en títulos. Hansi Flick era el elegido en una competencia sencilla ante un Rafa Márquez que en este momento no sería el Director Técnico del equipo A, pero… si, pero el fue quien proyectó a muchos de los hoy titulares en el equipo A.
Una vez más La Masía llenaba de talento las filas del equipo para intentar poner en lo alto al club. Un lesionado Steven que dio lugar a un irreal Szczęsny, si nos cuentan su actual paso por el club Culé hace un año, todos nos reíriamos. Continuó la reconstrucción con cero pesos en la bolsa pero con una carga de disciplina digna de la ingeniería alemana, y bien que le hacía falta a un vestidor que ya era muy cómodo y sin exigencia con tal de no exigir a los jóvenes ni viejos. Llegaron Cubarsí, Fermín, Casadó, Héctor Fort, Gerard Martín y Pau Victor.
La recuperación de jugadores que habían caído en el letargo y apuntalar a tipos como Gavi, Pedri y Yamal fueron el combo completo para lograr con el mando adecuado se hiciera el trabuco que se armó.
La batalla parecía más cerrada que lo que fue, y agradecemos que fuera una gran combinación entre defensa y ataque.
Muchos sabios del fútbol dicen que fueron partidos llenos de errores, pero la conjunción de acierto y error generan partidos vistosos, y cuando además tienen una fortaleza técnica y física como lo vimos en ambos partidos, es muchísimo mejor.ás tienen una fortaleza técnica y física como lo vimos en ambos partidos, es muchísimo mejor.
Una Oda al fútbol, no al moderno, ni al clásico, al fútbol espectáculo, al fútbol que nos emociona porque tiene goles, porque tiene todo lo que necesitamos para ser felices con una pelota, dos porteŕias y 22 y más futbolistas que darán todo por su equipo.
Disfruten esos dos partidos las veces que sean necesarios, son una oda plena al fútbol.
Y recuerden, la pelota siempre al 10.