“Rafa” Jaime venció al cáncer y ceguera para conquistar el Everest

Por: Álvaro Cruz | @AlvaroCruzS

¿Te imaginas ser diagnosticado con cáncer de retina a los cuatro años, perder un ojo y que 14 años después vuelva la enfermedad, pierdas el otro ojo, pero pasado el tiempo llegues a la cima del Everest? Si piensas que esto solo pasa en las películas, GRADA te presenta a Rafael Jaime Jaramillo, el primer atleta ciego iberoamericano en conquistar la cima del mundo.

“Rafa” y Omar Álvarez conforman el equipo de “Cordada Obscuras”, que ya ha escalado los montes más altos del mundo gracias a su arduo entrenamiento y mentalidad ganadora, pero también a la motivación que les da ver la película del Rey León a miles de metros de altura. ‘Hakuna Matata’, nada qué temer.

En entrevista para GRADA, "Rafa" relata cómo es que la aventura comenzó en Katmandú, Nepal y de ahí para arriba durante días, pero en el campamento base a 5,340 metros de altitud vino una experiencia desgarradora. Omar Álvarez sufrió un edema pulmonar y no pudo continuar el trayecto; los “ojos de Rafa” se fueron y el trayecto comenzó a lucir imposible.

“Enfrentamos algo que, si bien fue muy duro, fue difícil, en primera persona te digo que fue muy doloroso darte cuenta que por un tema de salud había que tomar la decisión correcta que era dar la media vuelta y regresar a casa, en donde la verdadera cumbre es muchas veces la familia; en mi caso, con mi hija.

“Por supuesto que voy a seguir escalando montañas, eso, eso es un hecho. El Everest, por supuesto, es una montaña medular en mi vida, en lo individual y como equipo, pero también hay muchas otras montañas allá fuera que soñamos escalar y si la vida me vuelva a poner, en lo individual o junto con Rafa en esa montaña, la voy a enfrentar y la voy a disfrutar”.

Los pensamientos de muerte rondaron la cabeza de “Rafa” Jaime. La duda se adueñaba de él mientras el Everest le hacía sentir todo su poder, y mientras su ‘Sherpa’ le hacía señas olvidando su ceguera.

“No me había enfrentado a cruzar este tipo de grietas con Gestman y más con esta problemática de la comunicación, del lenguaje; a veces Gestman me hacía señas o me decía: ‘Pon el pie ahí’. ¿Cómo te explico que no veo? Esto lo hacía complicado.

“Fue un proceso muy estresante que me consumió energía todo el tiempo, mis pensamientos estaban en: ‘No me quiero morir y no quiero caer aquí’, todos mis sentidos estaban en estado de alerta, me sentía fatigado. Tenía miedo. Un amigo de Ecuador me mandó un mensaje a mi satelital que decía: ‘Cuando te levantes ese día no salgas con el rabo entre las piernas, controla tus pensamientos y tus emociones, ponles congelador. Salí así un poco más tranquilo, dejé todos esos pensamientos de miedo a un lado”.

La fortaleza mental, el apoyo incesante de Omar, familiares y amigos a la distancia, catapultaron a “Rafa” hasta la cumbre del Everest a 8,848 metros de altura.

“Después de los 7,500 metros de altura empecé a usar el oxígeno suplementario ya casi en todo momento. Es impresionante el tamaño, la inmensidad, la fuerza, lo salvaje que es el Everest. Llegamos al Campamento cuatro y la zona de la muerte a 8,000 metros, donde prácticamente no hubo mucho tiempo para pernoctar. Después era momento de ir a la Cumbre y salí lo más concentrado posible. Me imaginaba el lugar en el que estaba así como alguna vez alcancé a verlo antes de perder la vista, en los libros.

“Estaba a unos minutos de la cima del mundo y llegar a la cumbre fue un gran momento. Tuvimos la fortuna de ser los primeros ese día en llegar a Cumbre, de estar 5 minutos ahí Gestman y yo, Nima un poco más abajo, pero sentir que estaba parado ahí es el reflejo y la consecuencia de muchos años de trabajo, de mucho acompañamiento de muchas personas que han estado al lado de nosotros en todos los momentos difíciles”.

“Rafa” Jaime y Omar Álvarez son mexicanos que inspiran, seres humanos que alientan, y dos ganadores que día a día demuestran que escalar la montaña de la vida es un reto mayúsculo que se puede lograr con perseverancia.