Margot Avelino Barrientos, la luchadora poblana que sueña con Juegos Olímpicos
Recientemente elegida como Premio Estatal de Deporte 2022, Margot charló en “Desde la GRADA” sobre sus inicios en la lucha olímpica, el apoyo de su familia, las oportunidades –a menudo desperdiciadas –de autoridades y organizaciones públicas y privadas para apoyar al talento deportivo poblano y, sobre todo, su más grande sueño: conseguir la clasificación a los próximos Juegos Olímpicos.
Con apenas 19 años, Andrea Margot Avelino Barrientos cuenta con una exitosa carrera como luchadora olímpica, en la cual destacan la obtención de más de 40 medallas en distintas competiciones locales y nacionales, así como el reciente Premio Estatal de Deporte 2022, entregado por la CONADE a través del Instituto Poblano del Deporte (INPODE).
En exclusiva con el programa “Desde la GRADA”, Margot –actual estudiante de Cultura Física en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) –charló para la comunidad gradista sobre sus inicios en esta disciplina, el apoyo de su familia, las oportunidades –a menudo desperdiciadas –de autoridades y organizaciones públicas y privadas para apoyar al talento deportivo poblano, su futuro profesional y, sobre todo, su más grande sueño: conseguir la clasificación a unos Juegos Olímpicos.
(El Premio Estatal de Deporte) quiere decir que en todo el estado de Puebla eres ejemplo a seguir. ¿Qué responsabilidad quieres? Alguna responsabilidad grande tienes.
Pues primero seguir estudiando y mis entrenamientos; esas son mis responsabilidades principales. Después viene mi vínculo: mi familia, mi pareja. Son todas mis responsabilidades.
¿En tu casa te apoyan?
Sí, sí, mucho. Mis papás, mis hermanos, muchísimo.
¿Cómo se da esta relación que tienes con el deporte? ¿De dónde vino?
Pues mis papás siempre querían meternos al deporte. Desde chiquitos siempre nos inculcaron eso. A mi mamá, por ejemplo, le gusta correr y cuando éramos chicos nos sacaba a correr con ella o en bici. Buscaron siempre como una disciplina. En la escuela empecé con karate, después me metieron a natación y finalmente terminé con lucha. El entrenador en ese entonces nos daba clases de educación física y nos metía un saloncito, nos ponía a jugar en los colchoncitos y todo, entonces yo pensé que era juego, y pues yo quise entrar porque yo no quería un deporte de verdad, decía “no, aquí me meto, es jueguito y pues está bien”. Y ya después con el tiempo nos empezaron a meter la técnica, la resistencia y después mis primeras competencias.
¿Cómo es un día tuyo?
Me despierto a las cuatro. Me baño, desayuno, me cambio para ir a la universidad. Estudio, salgo a las tres. Después me voy a entrenar; yo entreno en el (Parque) Ecológico, me voy con mi hermana, porque ella también estudia en la BUAP. Salgo de entrenar como a las siete o siete y media. Me voy a mi casa. Normalmente llego a mi casa como ocho y media o las nueve, hago mis tareas o lo que me falta. Me duermo a las 10 u 11… Y otra vez a las cuatro.
Sin la familia es muy difícil que un atleta se sostenga. ¿Cómo ha sido esa relación con tu familia?
Mis papás siempre me han apoyado en todo lo que he querido. No ha sido difícil buscar su apoyo. A mis nueve años, llegué con mi mamá y le dije “Mamá, encontré un deporte, se llama lucha” y me dijo “Pues vete”. Y bueno, me fui. De toda mi familia he recibido apoyo, porque mis papás me van a dejar a mis entrenamientos, cuando tengo una competencia o así, me van a dejar y me van a traer. Para las dietas, que es lo más difícil, mi mamá anda seleccionando la verdura, la semillita y todo lo que hace falta para la dieta. Mi mamá es la que está muy al pendiente de eso. Mi papá, con el dinero; hay competencia y a sacar dinero. No sé ni de dónde, pero él siempre saca. Y no sólo para mí, sino para los tres. Jamás me ha faltado una palabra de apoyo de ninguno.
Es una historia muy recurrente: deportistas, atletas que se quedan fuera de competiciones de clasificatorios, de competiciones que les van ayudando en este fogueo. Ustedes, que son quienes lo están viviendo de manera directa, ¿cómo se sentirían respaldados?
No sé. Para que el estado te apoye tienes que meter un escrito. Nuestros escritos los mete el presidente de la Federación; él solicita el apoyo. Y muchas veces el apoyo es negado porque no hay presupuesto o por cualquier cosa. Entonces, nosotros tenemos que ver de dónde sacar el dinero para poder ir a competir. O como recién les dije, apoyan únicamente a los que traen resultados y a los chicos que apenas se van incorporando no les dan nada; entonces, por eso el apoyo muchas veces se divide para todos ellos.
¿Por qué crees que su sede este abandono, no hacia ti en específico, sino hacia el deportista mexicano? ¿A qué reflexión llegas?
La verdad, no tengo idea. Yo siento que en el estado de Puebla hay demasiado talento por parte de muchos atletas y talento que ni siquiera se ha descubierto, porque, por ejemplo, el niño no tiene ni para sus camiones para ir a entrenar. No tengo idea de por qué no hay interés, pero pues es muy triste. Es triste que todo el talento de todas las personas o de los atletas que existen en este estado, que pueden ser muy buenos, no tengan el recurso suficiente para ir a las competencias o muchos ni siquiera para llegar a sus entrenamientos.
Nos platicaba que ya se atacaban las participaciones el próximo año, por una cuestión de edad, y ya no puedes participar. Pero no se acaba ahí el sueño de Margot. En un nivel deportivo, ¿qué es lo que sigue?
Yo estoy acabando mis Olimpiadas cerca de mis 20 años. Quiero seguir entrenando. Quiero participar en adultos, buscar mi ranking a nivel nacional, clasificarme y tener más fogueo, ya sea en mundiales o panamericanos. Yo quiero ser seleccionada nacional y participar en todo este tipo de eventos. Y quiero tener mi proceso Olímpico y algún día llegar a unos Juegos Olímpicos.
Además de seguir entrenando y demás, pero para cumplir ese sueño o ese objetivo, ¿qué se tiene que hacer?
Creo que se necesita disciplina, constancia, mucha fuerza más allá de mis entrenamientos. Necesito a mi entrenador, que es como un pilar para mí. Se llama Alexander Boza. Él es el que me entrena; lo necesito entrenándome durante todo ese tiempo, lo necesito, lo quiero ahí. Necesito a mi familia igual de unida siempre, a mis papás apoyándome, a mis hermanos.
¿Y ese entrenamiento quién lo cubre?
El estado le paga a él para entrenar. Yo entreno en el Parque Ecológico. Ahí nos dan la instalación. Ahí tengo mi colchoncito, tengo el gimnasio, la pista. Entonces yo de lo único que me tengo que preocupar es de mi pasaje y llegar.
Terminas tu etapa de deportista, pero no paras ahí.
Yo no me quiero alejar del deporte. Me encanta. Estoy estudiando Cultura Física. Principalmente, entré porque quería ser entrenadora de lucha. Ahorita, pues voy encontrando más cosas en las que yo me puedo especializar.