Memorias de un corazón enfranjado
No sé hasta dónde llegará el Puebla este torneo, pero lo que sí sé es que los Silva, los Reyes, los De Buen, los Cortizo, los Mancuello, junto con los Larcamón, ya tienen un lugar en el históricamente maltratado corazón de la afición camotera.
Cuando fue el último campeonato de la Franja yo tenía cuatro años y obviamente no recuerdo nada, pero mi primer memoria futbolera no está muy lejos de esos tiempos, ya que aún puedo ver a mi papá diciéndome: “Vamos al Cuauhtémoc a ver a los campeones”.
Yo era el más feliz en el estadio. Para mí era ir a una fiesta gigante llena de colores, y todavía recuerdo que el grito de gol entonado por miles de personas hacía que se me enchinara la piel.
Lamentablemente, esos fueron los mejores momentos en la historia de los Camoteros y mis memorias, pese a ser muy bellas, son pocas.
Después todos sabemos qué pasó con el Puebla, temporadas donde no descender era un logro; nos tocó ver cómo cambiaban la amada y bella franja azul por una naranja trazada por intereses comerciales; atónitos observamos que llegaron unos yugoslavos –ellos no tenían la culpa –que de futbolistas tenían lo mismo que yo de contorsionista.
Claro que he escuchado las historias de los Ruiz Esparza, los Poblete, los Aravena, los Moreno, los Lapuente y cada vez se veían más difíciles de repetir… hasta hoy.
Ojo, no estoy escribiendo que el Puebla será campeón, quisiera, pero seamos sinceros, si les hubiera dicho que la Franja ligaría 5 Liguillas, ¿me hubieran creído? Vamos.
Tenemos una Liga donde cada vez hay más diferencias entre los “grandes” y “chicos”, pero donde un rebelde de bajo presupuesto no se cansa de dar dolores de cabeza a los más poderosos.
Y la revolución comandada por Nicolás Larcamón y su cuerpo técnico cobra mayor relevancia en este torneo: perdiste a tu 9 titular en un entrenamiento y lograste hacer que un futbolista que hace poco jugaba en Liga Expansión, fuera el tercer máximo romperredes de la liga; Gularte, uno de tus bastiones en defensa, jugó poco en el torneo por un tema muscular y le diste la alternativa a un canterano, quien el domingo puso una asistencia como “con la mano”; todos sufrimos con la lesión de Ferrareis, menos el equipo que sigue jugando igual.
No sé hasta dónde llegará el Puebla este torneo, pero lo que sí sé es que los Silva, los Reyes, los De Buen, los Cortizo, los Mancuello, junto con los Larcamón, ya tienen un lugar en el históricamente maltratado corazón de la afición camotera.
Mi hijo tiene 7 meses y ya no veo lejano el poder decirle: “Vamos al Cuauhtémoc a ver a los campeones”.