GRADA Opinión

América y… ¡ya!

Con las grandes glorias en el pasado, un futuro decente y prometedor y un presente eficiente, el equipo se muestra aún más potenciado para ganar la mentada “14” que desde hace un par de años se persigue con afán cautivador.

Antonio
Antonio Palomino

Actualizado: 12 OCT 2022 - 1:37

América y… ¡ya!
Arte: GRADA

El lema del equipo más grande de México era simple, escrito y establecido en una sola sentencia: América y… ¡ya!

Tiempo adelante vino una reivindicación de ese odio deportivo que le tienen a los azulcremas; el “Ódiame más” vino a revolucionar a los rivales para que escupieran y vociferaran tanto y cuanto pudieran decir, y le dio a su vez a los americanistas una renovada actitud de prepotencia y grandeza que en los años anteriores habían quedado en el limbo.

Desde sus inicios, el Club América siempre ha sido el rival odiado, el millonario, el que “arregla partidos”, el que “le dice a los árbitros que hacer”, el que “da línea a sus empleados en los programas deportivos”, y sí, en su inicio sí, Televisa, antes Telesistema Mexicano, estaba al servicio pleno del equipo, veíamos a Reynoso cantar cual estrella del “Canal de las Estrellas” y los comerciales eran protagonizados por el equipo.

Había que hacer que perdiera el América a como diera lugar porque era el más odiado y el más grande y el más… bueno… al que todos quieren ver derrotado.

Todos los equipos de la Liga salvan su temporada haciéndole partido, todos, hasta el que se supone que compite el Clásico Nacional, inclusive él, si gana su jornada contra los de Coapa, entonces les dan 15 minutos más de trabajo a todos sus empleados.

Esta grandeza que es aceptada, consciente e inconscientemente, por el entorno futbolero, es la que hoy causa odio deportivo al club que terminó en el primer lugar.  El rival reconoce para sus adentros que “odia al América” y que por eso debe vencerlo, que por eso debe decir todo lo que no está seguro, pero que ensalza el mito del gran equipo “corrupto”, esas salvajadas que gritan a los 4 vientos con tal de minimizar lo que los de amarillo y azul desbordan solo con caminar.  La grandeza de jugar en el club y de ser o haber sido parte no es la misma que los que anduvieron en algún otro equipo con menos nombre pero que su actuar fuese mayor.

Inclusive hay jugadores que uno no entiende cómo portaron la playera, amigos, vecinos, compadres, entrenadores que les vieron “algo”, en fin muchos pretextos para que algunos vagos estuvieron en la plantilla.

En su momento los mejores estaban aquí, futbolistas de talla mundial estuvieron enfundados en la casaca que tiene el mayor número de estrellas, y que parece puede sumar una más en esta liguilla. Aquí venían los jugadores caros, los buenos, los mejores, los grandes que harían que el club siguiera hinchando el pecho.

No hay animal más bello, soberbio, respetado y grandioso que represente totalmente al equipo, el cual iniciando con motes menores, llegar a “Las Águilas” fue el tope simbólico para sí mismos y para los demás. No tenemos por mascota a un animal menor, tenemos a un símbolo que varios países del mundo emplean como señal de respeto, altivez y orgullo.

Hoy, por diversos motivos hay nombres menores para el club: “El Ame”, “El Ave de las tempestades”, “El Ave”, y muchas más innombrables por el respeto que a usted como lector le tengo, pero el sobrenombre principal, el más grande, el que más le resuena en la cabeza a los hinchas y rivales es “Las Águilas del América”, a veces uno le agrega el adjetivo “poderosísimas” pero sabemos bien todos a quién nos referimos.

Con las grandes glorias en el pasado, un futuro decente y prometedor y un presente eficiente, el equipo se muestra aún más potenciado para ganar la mentada “14” que desde hace un par de años se persigue con afán cautivador.

Los rivales seguirán sollozando desde sus trincheras que América esto y el otro, que si lo ayudan, que si son los más odiados, que sí y que no, solo es la muestra de un respeto tácito que muestran ante el equipo que los hace sufrir y gozar.  Este equipo que en su grandeza acepta ser el villano de la Liga, el que todos quieren vencer y que sigan buscando hacer sus temporadas con un partido de 90 y pico de minutos de esfuerzo físico y mental, para que el grande no se siga haciendo más grande aún.

Así, sin más, sin extras en la porra, sin agregarle adjetivos ni gentilicios, sumados los despectivos que los personajes del futbol le inventan, así, siempre, solo será:

América y… ¡ya!

Y recuerden, la pelota siempre al 10.

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