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Guillermo Ochoa, ¿por qué es un futbolista atípico?

Guillermo es un ejemplo del futbolista mexicano moderno, porque ha respetado un principio básico: no faltarle respeto a la cancha, entrenar, jugar. Nunca ha desatendido la portería por otras cosas y eso, tarde o temprano, tendría que rendirle frutos.

Iván
Iván Pérez

Actualizado: 26 NOV 2022 - 10:29

Guillermo Ochoa, ¿por qué es un futbolista atípico?
Arte: GRADA

Guillermo Ochoa es un gran ejemplo para la industria. Quizás para ti que lees esto, te parezca poca cosa, pero verás cómo todo tiene que ver.

La construcción de Guillermo como una marca y como un atleta a seguir comienza en la cancha. Desde el 2005 se ha mantenido en la Selección Nacional y le tomó sólo un par de años para ser titular (casi siempre). Ahora está en su quinto Mundial y tercero como el portero que inicia los partidos.

Que haya detenido el penal a Robert Lewandowski no solo es un gran acierto deportivo que le da esperanzas a México de seguir en el Mundial; también le ha traído beneficios colaterales.

Una atajada de penal que le benefició en términos de posicionamiento de su marca, ganó más de 360,000 seguidores en redes sociales en un día, también fue un impulso que aprovecharon sus aliados comerciales y es una oportunidad para las empresas de las que él es socio.

¿Ochoa fue o es un producto de Televisa?, ¿no es tan bueno como dicen?, ¿ha tenido mucha suerte? Supongamos que a todas esas respuestas tengamos que darle como respuesta un “sí”. Pero seamos honestos, estos ‘regalos’, ‘preferencias’ o como le quieras llamar, las ha aprovechado bien.

Me queda claro que un ídolo no se impone, se hace, se construye y quizás Guillermo no tendrá nunca esa etiqueta, pero ojalá fuera así. ¿Por qué? Porque demuestra que un futbolista profesional puede construir su presente pensando en su futuro. Y no es un secreto que los jugadores –quieran o no –terminan siendo un ejemplo (positivo o negativo) para los jóvenes.

Su impacto lo podemos definir en tres rubros:

Deportivo, porque Guillermo es un jugador que ha rendido, casi siempre, muy bien en todos los lugares donde ha estado, con algunas excepciones como en el caso del Espanyol; pero de ahí en fuera, siempre ha sido relevante.

Socialmente, es un personaje que está lejos de los escándalos. Quizás haya salido en alguna ocasión en revista del corazón, a lo mejor una mala cara, una declaración desafortunada, el tema del clembuterol donde propiamente no fue su culpa. Pero casi siempre, intachable.

Y todo eso le ha beneficiado sin duda en temas económicos. Desde los acuerdos comerciales que ha cerrado hasta su faceta de inversionista.

Los especialistas de marca confirman que Guillermo tiene dos cualidades relevantes: “una carrera alejada de escándalos” y un jugador que mira “más allá del futbol”.

Sus cualidades le han permitido, entre tantas cosas, tener relaciones comerciales de largo aliento. Como la que tiene con Nike desde 2009. Además de ser la imagen de marcas como Xbox o Hugo Boss, Guillermo ha dado un paso fundamental: es inversionista. Con ello da un paso para asegurar su futuro. ¿Eso tiene algo de extraordinario?

Déjame te comparto un dato de la mejor liga de futbol del mundo para que podamos dimensionar mejor.

En la Premier League de Inglaterra, un estudio de Xpro (una organización que ayuda a deportistas en retiro a darle forma a su vida) documentó que 40% de los jugadores que se despiden de las canchas, a los cinco años, se declaran en bancarrota.

Guillermo forma parte de una generación que piensa cada vez más en el futuro. Jugadores como él o Miguel Layún, quien también tiene varias inversiones, entienden que para seguir creciendo tienen que rendir en la cancha y capitalizarlo fuera de ella.

Desde muy joven entendió que tenía que mover su dinero. La historia comienza con una tortería familiar, luego gasolineras, después llegaron las startups, la formación de un equipo de eSports y sumarse como socio en Kavak, un unicornio (valorado en 1,000 millones de dólares).

Guillermo es un ejemplo del futbolista mexicano moderno, porque ha respetado un principio básico: no faltarle respeto a la cancha, entrenar, jugar. Nunca ha desatendido la portería por otras cosas y eso, tarde o temprano, tendría que rendirle frutos.

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