Nos acostumbramos a un Puebla protagonista
Nos acostumbramos a tener liguillas en el Cuauhtémoc. Bien, pues ahora deberemos acostumbrarnos a un nuevo proceso.
Si eres seguidor del Puebla, seguramente recuerdas aquel partido de reclasificación en donde el equipo, entonces dirigido por Juan Reynoso, conquistó la casa de Monterrey, el Gigante de Acero. No lo sabíamos, pero esa noche, en donde lucieron Santiago Ormeño y Nicolás Vikonis, se inauguró una etapa brillante en la época reciente de los camoteros.
A partir de entonces, el equipo enfranjado se acostumbró a tener grandes noches y tardes de vértigo, donde, como sucedió en los ochenta y principios de los noventa y un breve episodio de la década pasada, enamoró a su noble afición con lo único que esta pide torneo tras torneo: el acceso a Liguilla.
Tras la salida del peruano Reynoso se anunció la llegada del argentino Nicolás Larcamón. En ese momento tampoco sabíamos que ese técnico joven de apellido desconocido y de currículum magro situaría a la Franja en una semifinal y que, de no ser por una aciaga visita a Territorio Santos Laguna, bien pudo catapultar al equipo de esta ciudad a su primera final en más de treinta años.
No sabíamos que después vendrían más Liguillas; tampoco sabíamos que el tope de nivel se alcanzaría en el primer torneo y que el último de Larcamón al frente del equipo terminaría con una humillación ante América, misma que ya el tiempo le dará su justa dimensión.
Nos acostumbramos a ver a Puebla peleando por el campeonato. Se normalizó que la Franja superara la fase regular de un torneo donde, años atrás, ni en el mejor escenario se auguraba ver al dos veces campeón en los primeros puestos de la clasificación. Nos acostumbramos a tener la defensa bien segura y a la delantera bien afilada como navaja.
Nos acostumbramos a tantas cosas buenas que hoy, cuando ese segundo aire de Puebla ya se terminó con el adiós de Nicolás Larcamón, Israel Reyes, Jordi Cortizo y “Maxi” Araújo, nos golpea una dura realidad: no hay certeza con relación a cuánto tiempo pasará para ver otra vez a un conjunto poblano protagonista.
Puebla se debilitó de cara al nuevo torneo. Y es que en la banca tendrá a un entrenador de reconocido apellido en el futbol mexicano, sin embargo, de nombre un tanto desconocido. Eduardo Arce tiene linaje futbolístico, sin embargo, no tiene antecedente como entrenador de Primera División y menos de un equipo con tantas limitaciones como las tiene Puebla.
Y si hablamos de limitaciones, solamente hay que repasar los nombres de aquellos jugadores que la Franja tuvo que soltar para tener sus finanzas sanas y, por supuesto, también se tendría que echar un ojo a las contrataciones que se han hecho hasta este día.
Nos acostumbramos a ver a un Puebla protagonista y ganador. Nos acostumbramos a tener liguillas en el Cuauhtémoc. Bien, pues ahora deberemos acostumbrarnos a un nuevo proceso.
¿Para qué está el nuevo Puebla? Solamente el tiempo lo evidenciará.