¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?
Lo ideal para Jaime Lozano es entre los jugadores que tiene, revisar cómo puede poner al mejor equipo que el vea y no que le soliciten poner, para salir lo menos ‘raspado’ de su aventura inventada pero encausada por la dirección de selecciones.
Enésimo golpe de realidad a todo el fútbol mexicano, nonagésima llamada de atención al proceso, milésima derrota no prevista. Este circo ya no es gracioso, es doloroso y lastimosamente inaceptable. La pena y el pánico están presentes en el día a día, la mentalidad ganadora que en algún momento se tuvo, no existe más. Somos un país con una selección con mentalidad de equipo chico, de barrio, de esos que apenas se completan para jugar y que solo esperan aguantar lo más posible antes que les anoten 1 o más goles. Entendamos que todos los componentes del producto aportan su cuota de desastre:
Directivos y federación, más que obvio y es hasta desgastante regresar al mismo drama “mientras sea negocio, no habrá crecimiento deportivo”. Firme y contundente.
El personaje que llega a dirigir a un listado de jugadores que no son un equipo, que no son los mejores en sus posiciones y peor aún, que no son los adecuados ni para la formación ni para el proyecto del entrenador.
Lozano estará posiblemente un par de meses y luego seguirán buscando, hasta en la luna o en cualquier planeta, al entrenador con “perfil tricolor” (que sabemos no existe o está claro) para que venga a encaminar por “sepetecienta” vez al equipo con miras al Mundial a celebrarse en 2026.
Los jugadores con su formación y toma de decisiones mayormente erróneas para quien los ve desde fuera, pero que muchas veces su misma experiencia no les da para una opción distinta. El tema principal en su actuar no es que elijan mal, ellos a la velocidad del partido y con la carga emocional que conlleva y además su propia formación, llegan con opciones muy limitadas para sacar adelante cada jugada en la que son partícipes.
Revisando el movimiento de laterales con los extremos en los partidos de grupo, conceptualmente desde el punto de vista de fútbol formativo están incorrectos, cuando el extremo debe dar espacio para que el lateral (carrilero llamado en otra época) pase a la espalda y logren el 2 contra 1, en repetidas ocasiones ha dado lugar al defensor a ir por dentro y poblar el centro. Los mediocampistas que no tienen buen pie para dar un balón filtrado o pase al hombre, terminan complicándose a sí mismos y al equipo con una intención buena pero una ejecución limitada. Estos puntos son de fútbol base, movimientos dentro de cancha propios de la posición que son manifestados erróneamente por la frustración y un pésimo trabajo mental en los futbolistas. Y con este tipo de análisis podemos seguir revisando los tres partidos ya jugados en Copa Oro.
Lo ideal para Jaime Lozano es entre los jugadores que tiene, revisar cómo puede poner al mejor equipo que el vea y no que le soliciten poner, para salir lo menos ‘raspado’ de su aventura inventada pero encausada por la dirección de selecciones. Afortunadamente, como siempre la CONCACAF se encargó de hacer los caminos de los nuestros y los vecinos del norte adecuados para una final soñada, salvo mayor sorpresa de los comparsas en grupos.
La realidad es que los jugadores están siendo sobrepasados por la exigencia del equipo y eso no debería pasar. Está bien que sientan la demanda de la gente y directivos, pero no puedes arrastrar las piernas como los hemos visto en estos partidos.
Cualquier entrenador del mundo, el más exitoso viene y con el material humano que hay, no habría mucho cambio, ni que se diga con la percepción proactiva de los federativos a interferir con el proceso deportivo poniendo el económico como prioridad. Ni Guardiola, ni Mourinho ni Ten Hag ni Luis Enrique ni Klopp ni Ancelotti ni nadie de los entrenadores top del mundo podría cambiar el caos que existe hoy.
No podemos esperar resultados distintos con los mismos materiales.
Es una consigna básica que a pesar de ser básica la tenemos muy complicada de entender. El desarrollo del equipo debe partir de la misma autoestima de cada jugador, demostrar lo que son y quienes son deportivamente hablando en la cancha. Ganas y hue… Bueno, sabemos que es lo que hay que meter cuando el talento se complica.
Ya dejamos de soñar y ahora estamos despiertos y esta es la realidad, todos en conjunto debemos saber qué haremos ya despiertos.
Y recuerden, la pelota siempre al 10.