GRADA Opinión

La consecuencia Arce

Puebla sin rumbo, con una franja en el pecho y un entrenador que no entendemos todavía por qué sigue en el puesto, pero sigue. Ojalá que las cosas cambien para bien de “Lalo” y el equipo.

Antonio
Antonio Palomino

Actualizado: 4 AGO 2023 - 5:50

La consecuencia Arce
Arte: GRADA

En su momento hablamos del proyecto y su resultado; ahora toca la consecuencia. Se entendió el conocimiento que quiso ser aplicado a la estrategia, pero que lamentablemente no fue bien recibido y, al parecer, ni entendido tampoco. 

El proceso de Eduardo Arce en el Puebla ha sido rocoso y estos últimos meses, totalmente en picada. Se confía en un entrenador joven que traía escuela y tendencia larcamonista; se pensó que seguiría las mismas condiciones; pero hay algo que causa el estrago ahora. 

Larcamon se ganó el respeto de propios y extraños con trabajo aplicado y resultados. Arce ha aplicado mucho trabajo y esfuerzo pero los resultados no se dan; y cuando parece que se puede dar, jala de la banca las herramientas para evitarlo. 

Si bien el equipo es una plantilla mediana con recursos muy limitados, y aun así se da el lujo de echar o dejar ir a jugadores de buen nivel y personalidades que mandan dentro de un vestidor, pues el resultado es exactamente el que vemos. 

Más allá del conocimiento que “Lalo” pueda tener y que no ha podido hacer que sus pupilos entiendan y ejecuten, hay una directiva que todos sabemos, no le interesa el resultado del club. Siguen con la tendencia de comprar barato, vender más caro que lo pagado y listo. Se compra a 1, se vende a 2 y hay negocio. 

El plano deportivo ha quedado siempre de lado, los fichajes que antes se buscaban con lupa en los lugares más recónditos del continente y se traía a cada desconocido que si hacía diferencia y tomaba una identidad prestada, puesto que el equipo sigue falto de una propia, y la hacía valer. 

Esos tiempos se fueron y hoy se toma lo que sea en cualquier lugar ya sin saber ni entender si se necesita, y este es el primer paso erróneo para la ejecución de un plan. La idea está, la estrategia parece que está, pero las herramientas para que esto dé resultado no son las óptimas. Más allá de la pobre ejecución dentro del vestidor, las limitantes son más que las oportunidades para que Arce demuestre que tiene potencial. 

El fútbol mexicano, sobre todo en equipos de media tabla para abajo, exige de manera casi inmediata; y en Puebla le han dado ya casi nueve meses de confianza que en otro tiempo, al tercer mes, hubiera salido para que llegara el siguiente en cuestión. 

El rumbo hoy se ve demasiado complicado para el equipo sobre todo cuando la Leagues Cup parecía ser una plataforma que salvaría muchas cabezas y que hoy parece haber hecho más corta aún la distancia de Arce y su equipo a la puerta de salida. 

Se hizo una campaña mediática durante meses para evocar al sentimiento camotero a pensar que la estadía en suelo norteamericano sería un motivo de felicidad y orgullo, y no más palos a un maltrecho equipo que pareciera en la jornada 4 por jugarse de la bienaventurada Liga MX una estación más en el viacrucis blanquiazul. 

Salvo una revolución maravillosa y digna de película infantil con un final feliz improbable, el tiempo de Arce parece que ha llegado a lo último posible. Creo que la única razón para mantener a “Lalo” a cargo será que Puebla se meta por lo menos a semifinales de un torneo que desde el puesto 17 se ve imposible, improbable, inalcanzable y los adjetivos similares que usted, amable lector, pueda agregar. 

Ahora toca saber la consecuencia de los actos desde su nombramiento hasta su ahora eliminación de la torneo reciente y su accionar en la temporada que aparenta ser solamente tratar de alcanzar el puesto último de clasificación a la nueva modalidad del aplauso a la mediocridad impuesto en la Liga MX.

Si Arce consigue quedarse, ¿qué puede hacer en las siguientes temporadas para lograr un resultado diferente? Se ha tomado la decisión de respaldarlo en fichajes y descartes. Hoy, si se va, sería tirar a la basura lo que creyeron en él.

La directiva tiene gran responsabilidad en todo esto, sin un rumbo fijo, parece que sólo reaccionan (muy tarde en general) al acontecer del público y sus necesidades.

Puebla sin rumbo, con una franja en el pecho y un entrenador que no entendemos todavía por qué sigue en el puesto, pero sigue. Ojalá que las cosas cambien para bien de “Lalo” y el equipo.

Y recuerden, la pelota siempre al 10.

Sobre el autor