GRADA Opinión

Imposible olvidar al Puebla de 2009

De ese Puebla del Clausura 2009 recuerdo muchas cosas, entre ellas, la idea que mantengo catorce años después de esa tarde funesta: si ese equipo de Chelís avanza, el Puebla tendría ya tres estrellas.

Omar
Omar Rodríguez

Actualizado: 8 ABR 2023 - 1:21

Imposible olvidar al Puebla de 2009
Arte: GRADA

Mi índice bajó varias veces; la pantalla de mi teléfono celular me mostró varios memes y una que otra foto de algún amigo que no frecuento desde hace tiempo. Observé varias Imágenes de vacaciones en la playa y algún anuncio de un pub irlandés que presume tener las mejores alitas, pero eso no logró capturar mi atención. Decidido a dejar de husmear lo que la gente postea en Facebook, un video retrasó mi partida de esa red social en donde abundan los pulgares arriba.

Las imágenes que vi son algo añejas; hace catorce años seguramente se veían de maravilla, pero hoy, con pixeles perdidos, se perciben de baja calidad. Ese video que atrajo mi atención era un compendio de los mejores momentos del Puebla que a la semifinal llegó en el torneo Clausura 2009.

El mirar ese video, inevitablemente, me produjo nostalgia, pero no de aquella que suele distorsionar la realidad que fue, sino una más clara; una que, a la distancia, me correspondió documentar.

Ese año, 2009, y ese torneo, el de Clausura, vaya que fueron buenísimos para el equipo de esta ciudad. Esa temporada escribí muchas notas, reportajes y columnas de ese Puebla que dirigía José Luis Sánchez Solá. Entrevisté varias veces a Alejandro Acosta y al gran Álvaro “Bola” González, uruguayos en los que siempre hallé algún comentario frontal, independientemente de que en los partidos las cosas salieran bien o mal.

Ese Clausura 2009, desde un palco en mal estado, comenté y narré varios de los mejores partidos de esa época y, entre ellos, recuerdo dos en especial: los juegos de ida de los cuartos y la semifinal. Recuerdo que fueron de noche y que, pese a la intensa lluvia que regó el césped y las cabezas de los asistentes, los partidos fueron vibrantes y con una alta dosis de espectacularidad. ¡Si cada partido se jugara como se juega en Liguilla, nuestro futbol otra cosa sería!

De ese Puebla rememoro varias cosas. Una de ellas es la manera en que, para sorpresa de muchos analistas del norte y de la capital, ese equipo de Sánchez Solá aplastó a Rayados en los cuartos de final. En el Cuauhtémoc, a esa Franja no le asustó enfrentar al Monterrey del chileno Suazo. En el gigante de concreto de la colonia Maravillas ese equipo de azul y blanco, que parecía condenado al descenso, le clavó un inobjetable 3-1 al conjunto de la capital de Nuevo León. Recuerdo, por supuesto, el juego de vuelta: Acosta, otra vez de cabeza, anotó para sacudir al equipo anfitrión, mientras Orlando Rincón anotó el segundo con el que la Franja aseguró el pase a la siguiente ronda.

En semifinal a Puebla le correspondió medirse con Pumas. La ida, lluviosa, tuvo a un Puebla que se adelantó en el marcador, sin embargo, una expulsión y dos goles de UNAM, estropearon la noche para los de casa.

La vuelta fue esperanzadora y dolorosa como pocas. La Franja tenía todo en contra y, pese a ello, con goles de Sergio Pérez y Daniel Osorno, logró el marcador que necesitaba para meterse en su primera final en más de dos décadas.

Quisiera recordar un festejo en el césped de la UNAM; me gustaría repasar lo que sentí al ver a ese Puebla golpeado por malos años de pésimas directivas avanzar hasta la final. Sin embargo, no existe ese recuerdo sino uno muy malo, uno en el que aparece Darío Verón anotando.  

De ese Puebla del Clausura 2009 recuerdo muchas cosas, entre ellas, la idea que mantengo catorce años después de esa tarde funesta: si ese equipo de Chelís avanza, el Puebla tendría ya tres estrellas.

Sobre el autor

Omar Rodríguez
Omar Rodríguez

Periodista poblano, escritor, conductor de radio y televisión. Ha realizado coberturas de 30 torneos de Liga MX y coberturas internacionales, entre ellas Copa del Mundo FIFA y Copa Confederaciones.