Cocca: el “gran” cambio estructural del futbol mexicano
¿Cocca tiene méritos para ser entrenador del Tri? No lo sé; y no lo sé porque jamás ha existido transparencia y congruencia para explicar, por parte de los directivos, las características del técnico ideal para asumir la responsabilidad de sentarse en el banquillo nacional.
En diciembre pasado se habló de un gran fracaso. Se dijeron muchas cosas, pero la más importante (la parafraseo), mencionaba algo más o menos así:
“La eliminación fue un accidente y, para evitar que esta historia se repita, el futbol mexicano tendrá un cambio estructural, mismo que va a estremecer sus bases, sus cimientos”.
Más de dos meses pasaron ya desde que la nave tricolor naufragó en las turbias aguas de una prematura eliminación en Qatar. Más de dos meses transcurrieron del peor Mundial para México en los últimos treinta años. Cientos de horas en televisión, quizá miles, se gastaron para analizar lo que no necesitaba mucho análisis.
Con toda esa palabrería, uno creería que alguna dosis de verdad tendría. Sin embargo, no fue así.
Las palabras respaldadas por acciones tienen un gran valor. Las palabras a las que no siguen acciones se quedan en promesas. Y, por supuesto, todos sabemos lo que vale una promesa incumplida.
Bien, ahora resulta que después de prometer cambios estructurales para una selección enferma, los dueños del futbol mexicano optaron, simplemente, por replicar la fórmula que cíclicamente han empleado: enfocar la valía del próximo proceso mundialista en un hombre, en este caso, en un director técnico nacional.
No fue Marcelo Bielsa y tampoco Miguel Herrera; la carrera por quedarse con el puesto que Gerardo Martino dejó vacante, la ganó Diego Cocca. Sí, el técnico bicampeón con Atlas y, hasta ayer, entrenador de Tigres, será el nuevo entrenador de la Selección Mexicana.
¿Cocca tiene méritos para ser entrenador del Tri? No lo sé; y no lo sé porque jamás ha existido transparencia y congruencia para explicar, por parte de los directivos, las características del técnico ideal para asumir la responsabilidad de sentarse en el banquillo nacional.
Algunos dirán que Cocca era el mejor candidato porque logró dos campeonatos con un Atlas al que decenas de técnicos no pudieron encumbrar. Sí, los títulos están ahí y no se les puede restar valor. Sin embargo, ¿habrán visto cómo jugaron los Zorros? Las evidencias no se pueden ocultar: Atlas, el bicampeón, es uno de los más débiles en toda la historia del futbol mexicano.
Otros mencionarán que las formas no importan porque, lo verdaderamente valioso, es ese bicampeonato con “la Academia”. Sin embargo, quién sabe si esa métrica sea la correcta porque hay técnicos más ganadores que Cocca. Si de los títulos dependiera ganar la carrera por ser entrenador de la selección, a la meta ya habrían llegado, otra vez, Miguel Herrera, Manuel Lapuente, Hugo Sánchez o Ricardo Ferretti.
Por otra parte, los más despistados, los de discurso más barato, dirán que para ser técnico nacional se debe conocer a profundidad el futbol mexicano. Y si hablamos de conocer el futbol mexicano, mismo que tampoco es algo tan difícil de comprender, podríamos hablar de Almada, de Mohamed, de Ambriz o de cualquier otro con más de dos torneos de antigüedad en la Liga MX.
Más de dos meses después de esa tarde aciaga en Qatar, me queda claro que, en el léxico mexicano, ‘cambio estructural’ equivale a reciclar fórmulas comprobadamente fallidas.
Hoy, para los directivos, Cocca es una deidad; mañana, como supongo que va a pasar, el extécnico de Tigres será uno más llegando hasta donde todos han llegado en una justa mundial.