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Jaime Lozano, ¿qué y para qué?

Jaime Lozano es un pisapapeles que se mantiene en el timón tricolor, solo mientras a los genios del escritorio se les ocurre alguna otra locura no tan ingenua.

Antonio
Antonio Palomino

Actualizado: 13 JUL 2023 - 2:40

Jaime Lozano, ¿qué y para qué?
Arte: GRADA

La –una vez más lastimada –Copa Oro expone más fallos que aciertos en todas las selecciones, incluyendo a “la de las barras y las estrellas” (Estados Unidos), que terminó siendo eliminada en tanda de penales en la antesala del partido final.

Revisando el accionar de cada jugador de la etapa de Jaime Lozano en la Selección, seguimos con todas las dudas que teníamos con ellos en etapa con cualquier entrenador. Hoy seguimos viendo que no era Gerardo Martino el culpable de la mala actuación mexicana; seguimos con un equipo muy pobre en cuanto a talento, y los talentosos de verdad se quedan sin jugar.

La parte táctica ha brillado por su ausencia, los titulares son obligados para Jaime o por Jaime, pero no ofrecen una seguridad en el juego como para reivindicarse como el “Gigante” de la Concacaf.

La portería cubierta con Guillermo Ochoa no implica más problemas que los que el descuido podría generar. En un torneo tan débil, no deja lugar a que los suplentes tengan oportunidad.

El sector defensivo no es garantía de seguridad. César Montes, quien venía de demostrar en el Espanyol un gran nivel, se ha visto sobrepasado por la frustración del equipo y su actuación; Johan Vázquez ha recibido la oportunidad que tanto pedía a costa de Israel Reyes, quien venía jugando de manera concisa los últimos meses y ahora no ve ni 10 minutos completos (esto específicamente decisión de Lozano). Los laterales que se cargan una ‘fiesta’ táctica de cabeza, quienes deben ser los que vayan por fuera siguen jugando como si fueran interiores, además que las “ocho mil” llegadas no terminan jamás en un centro con ventaja para el rematador. Sánchez y Gallardo con mejores situaciones al ataque que a la defensa, sabiendo que su prioridad es defender, no habla muy bien de su juego. Los suplentes, Arteaga y Araujo, de quienes se esperaba fueran los que reclamaran el puesto, parece que están contentos desde la banca viendo cómo los demás sí juegan.

El medio campo, cubierto en gran parte por Luis Chávez, se ve bien cuando se complementa con Edson Álvarez, se ve estable, fuerte y con mucha idea de juego pero cuando le agregas a Carlos Rodrígues, Erik Sánchez, Luis Romo, los cuales ofrecen muchas limitantes, a pesar de su talento, al movimiento del equipo tanto para atacar como para defender. Creo y considero que ha sido ya demasiado premio para muchos “seleccionados”; sin embargo, pesa el hecho de no tener más jugadores que eviten que estos continúen siendo convocados y que tengan minutos vestidos de verde. Las bancas que toman en lugar de estos muchachos, no dan “el do de pecho” para salir adelante y sigue limitándose el cuadro en general.

Arriba atacan 3, pero ofenden de manera importante, ninguno. Henry que trae una tarea imposible en cualquier campo y con cualquier rival, apenas le mete un gol al arcoiris, y quien debe exigir su lugar anda igual de fallón, Santiago Giménez, y sus goles en Países Bajos quedan como un recuerdo de gran temporada, pero no de gran realidad en la selección. Y qué decir de Alvarado, Antuna, Lainez, Orbelín, quienes están más preocupados de la música para la cena que de su movimiento en la cancha.

Cuando nos ponemos a analizar todo esto, nos damos cuenta que con un equipo así de limitado y con muy poca idea táctica puede salir campeón de un torneo muy débil en cuanto a nivel futbolístico y estratégico, que el trabajo de Jaime Lozano se convirtió en no soltar el torneo, la exigencia para cuestionar o aplaudir la gestión del entrenador mexicano es muy simple; es casi casi dirigir al equipo en amistosos programados a nivel profesional sin una exigencia para su conocimiento.

¿Qué tiene que hacer? No perder. ¿Para qué? Solamente para ganar tiempo en la Federación Mexicana de Futbol, para que traigan a otro entrenador que tampoco dará el resultado ansiado en los mexicanos. Los jugadores seguirán siendo los mismos, con o sin  Jaime Lozano; Diego Cocca ya mostró que no hay talento pleno para el proyecto, y también demostró su limitada capacidad táctica al frente del equipo.

Jaime Lozano es un pisapapeles que se mantiene en el timón tricolor, solo mientras a los genios del escritorio se les ocurre alguna otra locura no tan ingenua.

Y recuerden, la pelota siempre al 10.

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