La deuda del futbol con las mujeres

Y bueno, en general, la deuda de cualquier deporte, redacción, sociedad: el éxito en ningún ámbito tendría que significar aceptar que quien sea, en una posición igual o superior a la tuya, ya sea al interior de tu empresa o como cliente, pueda aprovecharse de ti e insinuarse sexualmente.

El 10 de enero, Noël Le Gräet se apartó de su cargo como presidente de la Federación Francesa de Futbol (FFF). Independientemente de que lo que desencadenó que lo auditaran fue la forma en la que habló de Zidane en una entrevista, eso no fue lo peor. Tampoco que Mbappé le pidiera respeto a Zidane en redes, aunque esto ya comenzaba a dejarlo muy mal parado.

Lo peor, aunque siga quedando en un segundo plano, fue la declaración de la agente Sonia Souid al diario L’Equipe: “Me dijo cara a cara, en su piso, que si quería su ayuda, tenía que pasar por la cacerola.” La ‘ayuda’ implicaba una reunión para hablar sobre cómo promocionar el futbol femenil francés. “Cada vez, lo único que le interesa, y perdón por decirlo vulgarmente, son mis dos pechos y mi culo”. 

Esa declaración se une a la denuncia de varias mujeres alrededor de la FFF de acoso sexual, vía mensajes SMS y de WhatsApp, en esa auditoría y en otras investigaciones periodísticas.

Este patrón de abuso de poder, por desgracia, sigue vigente en cualquier deporte, federación, liga, y país. Aunado a lo sucedido en Francia, está el informe de Sally Yates, publicado hace unos meses, el cual reveló la normalización de conductas de hostigamiento sexual en la National Women’s Soccer League (NWSL). Ese informe ya derivó en la suspensión permanente de cuatro entrenadores: Paul Riley (Portland Thorns), Rory Dames (Chicago Red Stars), Christy Holly (Racing Louisville) y Richie Burke (Washington Spirit).

Pero reveló que al menos nueve personas, entre directivxs, entrenadorxs o algún puesto de poder, incurrió en prácticas de agresión sexual de mayor o menor grado. Craig Harrington, ex director técnico del América femenil fue suspendido 2 años de la NWSL, después de esta investigación. Hasta apenas se definió el castigo, pero ya teniendo alegaciones de este tipo, llegó al banquillo azulcrema en 2021.

En ligas de futbol como la mexicana no se ha destapado verdaderamente algo así, porque no ha habido una intención de tener una investigación así: independiente, autónoma, por un despacho legal. Lo que ha habido, en el entorno futbolístico, es omisión, censura y escándalo periodístico que hasta parece parcial. Honestamente, aún tengo dudas sobre qué fue lo que pasó con la Sub-20 femenil. En deportes olímpicos, como clavados, ha habido más justicia periodística. Usualmente, a cargo de Proceso. Pero nada más.

Todo esto deriva en un ambiente que normaliza situaciones de abuso, miedo, competencia malsana que ni siquiera consigue victorias, y en una fuga de talento incuantificable que daña a todxs. Primero a lxs atletas; y segundo, distorsiona lo que es el éxito y la esencia de cualquier sueño de gloria deportiva. Éxitos así, por más, están teñidos y alejan a muchxs que buscan una idea de éxito que quizá no existe, pero que tendría que existir. 

Esa es la deuda del futbol y del deporte con las mujeres. De a poco se comienza a resarcir, gracias a que cada vez las mujeres están venciendo el miedo de nombrar esos abusos que siguen siendo parte del sueño.