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El paraguas de Diego Cocca

Tras cuestionársele la posibilidad de que su puesto estuviera en duda en caso de caer ante Estados Unidos en la semifinal de la Liga de Naciones, Diego Cocca, en plena conferencia de prensa, sacó el paraguas y comenzó a resguardarse de las preguntas que primero fueron llovizna, luego aguacero y, finalmente, granizo.

Omar
Omar Rodríguez

Actualizado: 16 JUN 2023 - 1:12

El paraguas de Diego Cocca
Arte: GRADA

Hace casi cinco meses Diego Cocca sonreía con frecuencia; no había motivo para no hacerlo: él, contra todos los pronósticos de las personas ajenas al círculo cercano de quienes toman las decisiones en nuestro futbol, fue elegido para asumir la dirección técnica de la Selección Mexicana. Esto, lo que es muy probable, no lo pensó ni el mismo Cocca cuando vivía, junto a los Zorros del Atlas, un periodo de esplendor.

¡Cómo cambia la vida en un periodo tan corto! Hoy, ese semblante de Cocca no es más que un recuerdo; él ya casi no sonríe y, cuando lo hace, parece forzar a sus labios para abrirse y presionar a sus dientes para evidenciar alegría y seguridad. Hoy, el técnico nacional, nada todos los días en las corrientes violentas de la crítica periodística; él ya sabe que ser responsable del banquillo del Tri no es algo relajante, sino una almohada de piedras en las que todas las noches debe posar la cabeza.

Esta semana, tras cuestionársele la posibilidad de que su puesto estuviera en duda en caso de caer ante Estados Unidos en la semifinal de la Liga de Naciones, el técnico que acabó con un longevo ayuno de títulos para el Atlas de Guadalajara, en plena conferencia de prensa, sacó el paraguas y comenzó a resguardarse de las preguntas que primero fueron llovizna, luego aguacero y, finalmente, granizo.

Y es que Cocca, por fin, con notable hartazgo, mencionó lo que piensa: “sé dónde estoy parado, la silla que ocupo, no me están criticando a mí, están criticando al técnico, al proceso. A alguien hay que echarle la culpa, en el futbol es al técnico, yo no fui a Qatar, yo no tuve culpa de nada, eso está claro. Pero acepto el lugar en el que estoy, entiendo a la gente, entiendo lo que están diciendo, pero yo creo en mi trabajo. Los que me trajeron confían en mí, me tengo que ir ganando el apoyo de todos, con tiempo y ganando partido a partido”.

Es comprensible que la presión consuma a cada técnico que toma las riendas de la selección, sin embargo, esa presión es algo inherente al puesto y, por lo tanto, debe ser entendida por quien la posee, que en este caso es Diego Cocca.

¿Cocca tiene algo de razón? Por supuesto; gran parte de la crítica hacia su proyecto es el remanente del coraje que provocó el fallido proceso de Gerardo Martino. Sin embargo, Cocca también falla en su valoración respecto al presente de la selección; hoy, claramente, se toma como referencia lo que sucedió en Qatar porque lo que menos se quiere es repetir un papelón como aquel, no obstante, lo que Diego no menciona en su juicio de valor es lo mal que está jugando la selección, la ausencia de nivel competitivo para hacer frente a los rivales, duros y endebles, y, sobre todo, que, de momento, no hay razones para pensar en la llegada de su proyecto a buen puerto.

Cierto es que no todo lo que mal inicia, mal acaba. Cierto es que en la historia del futbol hay muchos casos de entrenadores que al inicio de sus gestiones tuvieron resultados negativos. No obstante, cierto es también que el Tri tiene un presente sombrío porque en la cancha se quedó sin referentes y porque la nueva generación de jugadores que visten la verde parecen más dispuestos a posar sus lujos en las redes que en representar a una selección que, convocatoria tras convocatoria, se abarató.

Todo puede pasar, sin embargo, parece que la barca en la que navega el proyecto de Cocca ya tiene laceraciones que le impedirán llegar al 2026.

Sobre el autor

Omar Rodríguez
Omar Rodríguez

Periodista poblano, escritor, conductor de radio y televisión. Ha realizado coberturas de 30 torneos de Liga MX y coberturas internacionales, entre ellas Copa del Mundo FIFA y Copa Confederaciones.