El problema de (la selección de) México
Jugadores jóvenes que no han jugado en la élite (Europa) y buscan brincar a ella no pueden valer 10 millones de dólares, salvo que estén en la Liga MX.
Tres - cerouu… El cansancio y el hartazgo con el mal desempeño de la selección mexicana varonil y la nula competitividad de la Liga MX (y del futbol mexicano como tal), se alimenta de lo mismo que nutre la impotencia nacional por una nula competencia laboral y movilidad social: el acaparamiento, o el monopolio (si queremos usar términos más económicos) de lxs “líderes, ” ya sean directivos, políticxs, o “grandes” empresarixs magnates.
Hablando más llanamente pero con la misma veracidad, lxs niñxs del balón (los directivos) quieren todo para ellos. Ni pasan, ni conducen, ni dejan tirar. Primero, acaparan y ocultan información. La realidad es que siempre hay estimados, inflados, y números de periodistas (con un hueso que también cuidan a toda costa) pero nunca se sabe a ciencia cierta, siquiera, cuánto genera el mercado futbolístico nacional. Ese mismo mercado que, se argumenta, dicta salarios y precios que cuando contrastas con el mundo, no hay nada más alejado de la realidad. Y que cuando contrastas con rendimientos, son altamente cuestionables per se, no solamente cuando también se inserta el argumento o las asimetrías por género.
Luego, las ganancias que sí hay, las acaparan. Pero si no son del monto que ellos quieren, las inflan artificialmente en el mercado nacional. No es un secreto para nadie que en los últimos años, lxs jugadorxs estadunidenses han podido salir más fácilmente a Europa que cualquiera en México, porque la MLS/NWSL/USL/NCAA exporta a sus jugadorxs en su valor. Punto.
Jugadores jóvenes que no han jugado en la élite (Europa) y buscan brincar a ella no pueden valer 10 millones de dólares, salvo que estén en la Liga MX. Independientemente de lo que piensen del “Tata” Martino, en este punto que sí tocó, no se equivocó y no se equivoca (no importa cuándo leas esto). Por esto es que en la última década, la Liga MX sólo ha exportado 37 jugadores (menos de 4 por año), mientras que sólo en la temporada 2022-2023, la MLS mandó a 27 jugadores a Europa.
En los 2 últimos años, ninguno de los tres jugadores que transfirió el Philadelphia Union al “Viejo Continente” rebasó los 8.22 millones de euros. El Panathinaikos ofrecía por Antuna 3.38 millones de euros; Cruz Azul quiso el doble. Los griegos no lo compraron, y bueno, Antuna se nos quedó en la Liga MX y en el “Tri” (ESPN EEUU).
Por otro lado, el dinero que se genera en la industria, también lo acaparan. Lo que jugadorxs y directivos ganan, dista muchísimo de los salarios que se escucha que hay al interior de la industria del futbol mexicano. Déjense de jugadoras jóvenes que pueden estar ganando $4,000 (que es una grosería), pero ese también puede ser un salario estimado (y menos alejado) que el de analistas en inteligencia deportiva, CM’s, fisios, auxiliares, técnicxs, nutriólogxs. Con esos salarios para la gente normal no “recomendada” ni “bien parada” , por más que te vendan el “sueño” cada vez más ridículo de trabajar en el futbol mexicano (porque cada vez es más evidentemente malo), sólo atraen a gente que se conforma con ese salario y trabaja lo que vale ese salario, y con lo que le invierten. Es decir, muy poco. Logrando, también, poco.
Cuando sales del medio te das cuenta de que la mejor gente en muchos rubros aplicables al futbol profesional, está afuera. Porque, justamente, afuera saben que su trabajo vale más y lo ofrecen, no en cancha, pero a sectores y jefes que sí valoran y remuneran mejor ese talento. Talento que también se escurre y sale del futbol mexicano como industria.
¿Por qué creen que hay tan poca rotación de entrenadorxs? ¿Tan poca irrupción de entrenadorxs jóvenes?
Lo mismo pasa en medios de comunicación deportivos, por cierto. A menos que tengas un lazo fuerte (casi siempre sanguíneo, o por asociación a alguien sanguíneo de la cúpula), difícilmente hay oportunidad. Y si hay oportunidad, económicamente vale muy poco para alguien talentosx pero normal. Esto también es acaparar puestos, aunque no sean precisamente los puestos de dirección y decisión. Que claramente, estos últimos puestos en la parte alta de la pirámide son intocables. Con consecuencias… más que visibles.
También, acaparan la competencia. No hay ascenso-descenso, y no hay una independencia real para que equipos femeniles (que no sean de los mismos dueños de a varonil) tengan oportunidad, siquiera, de competir y comenzar a formar otro mercado, que para varios dueños, incluso, es un gasto impuesto.
Acaparar tanto, como para que exista esa desigualdad interna y tanta impotencia e incapacidad de generar más y mejor afuera, también deriva en miedo real para tocar los temas que, de hecho, hay que modificar, y mejorar. Por ende, la gente que se encumbra al interior de la industria es aquella que no anda “moviendo” nada, o que no quiere cambiar nada (en realidad). Aunque eso implique seguir trabajando en esquemas mediocres. Bielsa, al final, no se quedó aquí. En Uruguay lo quisieron, y con razón. Curiosamente, la misma por la que quizá, al final, los directivos aquí no lo quisieron: calidad y criterio para trabajar y cambiar lo que se tiene que cambiar.
Si esto no inspira una mayor regulación en el fútbol mexicano, es por lo mismo: por acaparar. Pero acaparar la realidad, lo que sucede… es imposible. Ahí está. Creo que todxs vemos la decadencia futbolística nacional.
Pero pretender eso que pueden incluso acaparar la realidad sin cambiar ni siquiera tantito algo, los va a llevar solos a acaparar todo, hasta un negocio que puede terminar por ser vacío. Esa parece la meta, el juego: acaparar todo, hasta que acaparemos nada. Vaya partido…