El boleto a Liguilla conquistado en “el Volcán”

En el año de 1986, nuestro país –por segunda ocasión en la historia –se convirtió en sede de la XIII Copa Mundial de Futbol, donde el planeta vio coronarse a la Argentina del astro Diego Armando Maradona en el césped del estadio “Azteca”, ante una Alemania que vendió cara su derrota hasta el último minuto del encuentro, en lo que ha sido una de las finales más emocionantes y dramáticas en la historia de los mundiales.

En ese mismo torneo, la selección mexicana dirigida por el serbio Velibor Milutinovic, hizo valer su condición de local en la primera ronda, ganando dos encuentros y empatando uno, emulando lo ocurrido 16 años antes, cuando por primera vez el combinado nacional calificó a cuartos de final, en la primera justa mundialista de futbol que albergó nuestro país. No obstante, el combinado de Bora llegó al tan mencionado hoy “quinto partido”, venciendo en octavos de final al representativo de Bulgaria por 2-0 con el soberbio gol de “media tijera” realizado por Manuel Negrete.

Al término de la competición, la afición mexicana, volteó nuevamente al futbol casero, donde el torneo 1986-987, sería el que más clubes tendría en la historia del futbol mexicano debido a que previo al México ‘86, hubo dos torneos: el PRODE y el México 86, donde no hubo descenso; sin embargo, se respetó el ascenso del equipo de Segunda División que lo lograra, siendo en este caso las Cobras de Querétaro, equipo que sería dirigido por un ícono del Puebla de los 70’s, Jorge “Coco” Gómez.

El Puebla por su parte, realizó contrataciones para esa temporada como las de: Alberto Aguilar, Guadalupe Díaz, pero, sobre todo, buscó el estratega Hugo Fernández, hombres al ataque como, Omar Mendiburu, Rodolfo Montoya y el andino proveniente de la Universidad de Chile, Carlos Alberto Poblete, quien comenzó a construir su histórica y gran carrera en la Franja.

El equipo poblano, compartió en el grupo tres (donde sólo calificaban los dos primeros), con la Universidad de Guadalajara, Morelia, Pumas y Atlas. Puebla inició de buena manera el torneo con varios altibajos y conforme avanzaba el mismo, la lucha por calificar a la Liguilla del futbol mexicano se iba cerrando en su grupo, donde todos podían calificar.

Los poblanos, a tres jornadas para finalizar el largo torneo, dentro de la fecha 39 de 42, visitaron San Nicolás de los Garza, para enfrentar a los Tigres de la UANL, quienes también buscaban un lugar en la liguilla y ante el Puebla, debían salir por la victoria en las pocas oportunidades que les quedaban para sumar puntos.

El sábado 25 de abril de 1987, el Puebla salió a dar una de sus mejores versiones como visitante ante Tigres en su historia. Los locales se fueron al frente en el marcador por 2-0 de manera merecida, debido a que, desde el primer minuto, fueron a buscar la portería defendida por Alberto Aguilar. 

Sin embargo, en el segundo tiempo, la Franja sacó toda la garra y se fue arriba en el marcador, marcando tres goles en los primeros quince minutos. No obstante, los Tigres de Tomás Boy, Cabinho, Roberto Gómez Junco y el mundialista por México, Carlos Múñoz, dirigidos por Carlos Miloc, hacia la recta final del partido, empataron a tres en un alargue de tiempo un tanto inusual en esa época, concedido por el árbitro del partido José Antonio Garza y Ochoa.

Esa muestra de coraje del Puebla en una cancha complicada como el “Universitario”, la siguió mostrando cuando, una jornada después, salió al Cuauhtémoc a propinar una de las grandes goleadas en su historia, siendo la víctima el Tampico Madero de Carlos Reinoso, a quien le ganó por 8-1; y de esa manera, se enfiló a calificar como segundo en su grupo a la Liguilla en esa temporada.