Una tarde en el futbol de antes

Dicen, siempre dicen, que lo antes vivido fue mejor. No sé si esto sea cierto, aunque la comparativa también ha caído en el futbol y quizás en ese escenario puede que la respuesta sea un ‘sí’ al pasado. Pensar en este deporte de hace 15, 20 o más años, nos remite a un estadio familiar, a equipos con más tradición que marketing, a vivir esta pasión de otra manera, a gritar goles en vivo antes de postearlos en Twitter.

Sin embargo, este fin de semana destaca en la cartelera de lo cotidiano un partido que nos remite al pasado con solo ver los escudos. Atlético Morelia recibe en la cancha del Estadio Morelos al Atlante; sí, para mayor romanticismo, en la segunda categoría de nuestro futbol, en la Liga Expansión, con dos clubes que como en sus mejores años, despliegan ahora un gran desempeño.

En dos años y medio de este formato de esta competencia, Canarios y Potros ya saben lo que es ser campeones y han tenido un efecto de reencuentro con aficiones golpeadas por los años y el olvido. Atlético Morelia resarció de las heridas del equipo que se mudó a Mazatlán y la actual versión del Atlante regresó a los azulgranas a la Ciudad de México, después de años en Cancún.

Veo los logos de estas dos escuadras y de inmediato pienso en que este partido podría jugarse a mediodía, cualquier domingo entre 1997 y 1999, formato torneos semestrales, sí, pero con ambos en el máximo circuito; o bien, años después, con “Claudinho” marcando goles por el Morelia y Sebastián González, “Chamagol”, haciendo lo propio con los Potros.

Escribo estas líneas y vuelvo a pensar, y sí, el futbol de antes era mejor, nos remite a generaciones completas a recuerdos invaluables, a nuestra infancia, a ir al estadio, en mi caso, con mi padre o mi abuelo, quizás a ver partidos infumables, con entradas tristísimas, pero unidos en una butaca compartiendo puntos de vista sobre los cómos y los porqués de este deporte.

Me queda claro que el Atlético Morelia vs Atlante es el partido más importante del futbol mexicano este fin de semana a nivel emocional, es una apelación a nuestro pasado, el nuestro y el de dos instituciones en reconstrucción, buscando la mira para volver a su mejor versión, una constante en la vida y en este deporte. Hay todavía un punto más a destacar.

Si bien Morelia y Atlante han hecho méritos suficientes para ser certificados y pelear por volver a Primera, esto aún no sucede, lo que convierte este partido en escenario apegado al amor por los colores, a ganar por el deseo de reivindicar el orgullo, por la rivalidad deportiva y por darle una alegría al aficionado… 

El domingo en el Morelos, sin duda, habrá futbol de antes en la cancha.