La vileza detrás de la salida de Antony Silva

Con frecuencia y bastante facilidad se escucha –e incluso se dice –que en las empresas, al igual que en la industria del futbol, no hay personas irremplazables. 

Pese a que miles de veces se ha pronunciado, sobre todo en organizaciones grandes, aquella trillada frase de que "nadie está por encima de la institución", la inercia de la cotidianidad en un club tan golpeado en sus últimas décadas no permite entenderlo. Hasta ahora.

Y es que cuando un equipo lleva un lustro arrastrando la cobija, su afición se acostumbra a cualquier tipo de migaja. Comenzando por las deportivas y, por supuesto, las directivas. Pero cuando de la nada arriban a la institución tipos que desde el primer instante marcarán un capítulo en la historia, para los aficionados es prácticamente imposible identificarlos.

Menos de un semestre le tomó a la afición darse cuenta que Nicolás Larcamón no era el entrenador que llega a dirigirte cualquier día. Su próximo Mundial de Clubes habla por sí mismo.

Y menos tiempo se tardarán las porterías del estadio Cuauhtémoc en entender que si sus redes no vibraban tiro por viaje a lo largo de cinco torneos, fue por la suerte de haber sido resguardadas por un tipo de la talla de Antony Silva.

Quien sí les puedo confirmar, estimados lectores, que no necesita de tiempo para dimensionar el legado del paraguayo es, paradójicamente, Eduardo Arce.

Hasta este momento en su carrera, las pocas glorias de las cuales ha podido beber Arce Peña fueron resultado directo de las heróicas gestas de Silva, en la era Larcamón. Posteriormente, tanto su accidental llegada al banquillo del Puebla como su ratificación fueron producto de Antony Silva.

Ante estos hechos, la continuidad de Silva en el endeble proyecto de Arce era incuestionable. Hasta que, unos días antes del arranque de la pretemporada, Arce convenció a la directiva de que su todavía capitán ya no debía formar parte del plantel para el Apertura 2023. 

La decisión se dio por el peso que el portero paraguayo tenía al interior del vestidor y, dicha versión, se reforzó con los nombres que el director técnico fue agregando a su “lista negra” (como el de Emanuel Gularte).

Adicionalmente, la información publicada por GRADA sobre la llegada de Miguel Fraga a la pretemporada para reforzar la portería elevó la presión mediática para el club. Curiosamente, a partir de ese momento, algunos medios de comunicación comenzaron a manejar la versión de que Silva ya acarreaba problemas de vestidor con Larcamón, queriendo lavarle así la cara a Arce. Pero el mensaje de Larcamón al tuit de despedida de Antony habló por sí solo. "Sos leyenda pura Viejo querido", le respondió.

El mundo del futbol es muy pequeño. Y se sabe que la vil versión no provino de las oficinas centrales, sino desde un cuarto en Juriquilla, Querétaro. 

Los vestidores, dicen, nunca olvidan.