La fidelidad de los sueños
Diego Lainez ha sido tendencia más de una ocasión en las redes sociales en las últimas semanas, aficionados han cuestionado al máximo su talento e incluso se han dado razón a las voces que advirtieron que su talento no era digno de disputar una Copa del Mundo.
En alguna ocasión, Jorge Valdano advertía: “Los sueños tienen que retarnos, ser verdaderas pruebas exigentes, a las que nos apeguemos hasta cumplirlas”.
Esta premisa aplica para muchos aspectos, en diferentes sentidos y si lo trasladamos al actual contexto de nuestro fútbol, ojalá lo sepa o escuche Diego Lainez, que desde los 18 años se ha encargado de ‘perseguir un unicornio’ en Europa.
Hace cuatro años, el futbol nacional se ilusionaba con la incorporación de uno de los jugadores más jóvenes y desequilibrantes a Europa. Diego se integraba al Real Betis de Quique Setién, compartiendo vestidor con Andrés Guardado; parecía un escenario inmejorable para que el volante siguiera su proceso de consolidación. Qué mejor que foguearse con la presión del mejor nivel del mundo.
Al principio, el rol de recambio no parecía incorrecto, lucía prometedor, pero haber acumulado solo 74 encuentros en poco más de tres años y cuatro anotaciones, colocaron a Diego, todavía muy joven, al borde de una derrota emocional. El camino era simple: resignarse y volver a México para tomar vuelo, o tomar la opción naciente del Braga de Portugal, que entonces se interesó en sus servicios.
Aunque empezó de manera positiva, su estancia en la liga portuguesa duró seis meses y hace unas semanas el Braga anunció su baja, Betis lo intenta negociar desde entonces y todo parece indicar que Lainez regresará a la Liga MX. Esto ha supuesto mirar a los ojos a un monstruo mitológico, pensar en claudicar y tener que recoger el orgullo maltrecho, para secarse las lágrimas y volver a (intentar) triunfar.
Diego Lainez ha sido tendencia más de una ocasión en las redes sociales en las últimas semanas, aficionados han cuestionado al máximo su talento e incluso se han dado razón a las voces que advirtieron que su talento no era digno de disputar una Copa del Mundo, como le ocurrió en Qatar. El ejemplo del atacante formado en el América debe servir como punto de referencia.
Las derrotas y las metas a medias, siempre deben servir como un impulso para reparar el orgullo dañado.
Si Diego Lainez recala en el futbol mexicano, debe hacerlo con la convicción de ser el mejor volante ofensivo de la Liga MX, pensando en triunfar, en convertirse en pulmón de la Selección Mexicana. Que el viaje a Europa y el júbilo contenido sean útiles, que sirvan de gasolina.
¿Cuántas oportunidades se tienen en la vida de cazar un unicornio?... A Lainez le faltó continuidad y experiencia para lograrlo en Europa y ahí, demostrar su mejor versión, pero el regreso a México, si es que se da, también supone esta empresa y quizás más difícil, con la obligación de dejar en claro que no se equivocó y con la presión añadida de seguir peleando por sus sueños.