El Club Puebla y los puntos que se dejaron ir
En una conferencia de prensa a mitad de semana, los jugadores encabezados por el capitán Diego de Buen, se dijeron apenados y manifestaron el compromiso de mostrar actitud y disposición así como buscar los mejores resultados en lo que resta del torneo, a cambio del apoyo de la afición en los partidos por venir.
Y como dice la influencer Wendy Guevara: “Resulta y resalta” que el pasado fin de semana la Selección de Estados Unidos le ha puesto un baile a la Selección Mexicana en la final de la Liga de Naciones de la CONCACAF; si bien el marcador fue de 2-0, lo cierto es que México nunca opuso resistencia ni estuvo cerca de poner en aprietos a los Estados Unidos.
De inmediato salieron a escena los análisis del fracaso de la Selección: hay que trabajar en la formación de futbolistas, fomentar su desarrollo y propiciar su salida a mejores ligas en condiciones oportunas, implementar la regla de menores de 21 años; reducir las plazas de jugadores extranjeros; eliminar la multipropiedad; implementar nuevamente ascenso y descenso.
¿Sabe cuándo va a suceder eso? Lamentablemente estamos muy lejos de que eso pase; lo importante para la Federación es el negocio, los números, los derechos de televisión, los contratos, los patrocinios, las giras intrascendentes en Estados Unidos, el marketing, todo aquello que engrose las arcas de la Federación; se tiene garantizado el boleto al Mundial del 2026, lo demás es lo de menos.
Aficionado al Puebla: ¿le suena familiar esta situación? ¿Sí? Desde luego, a mí también me lo parece, el romanticismo y amor por los colores a los equipos de futbol están en vías de extinción; el negocio está por encima del sentimiento, el futbol es una industria que genera millones de pesos en nuestro país y los mejores números no están en la tabla de posiciones de la Liga MX, están en los balances contables de cada equipo.
Llegó el Viernes Santo y decía mi señor padre “Cuando hay para carne es vigilia”, así le pasó al Puebla en su partido contra los Tigres de la U. de Nuevo León, en un juego emocionante pero que al final pierde, porque el rival tiene muchísima más calidad en su plantilla, se corre con la mala suerte estrellar dos balones en los postes, una defensa que hace agua y al final es víctima de un arbitraje infame que sin llegar al grado de persecución, a mi juicio, curiosamente siempre está a favor de los equipos “grandes y poderosos”, ya sabe que a los directivos de la Liga MX nunca les ha gustado los equipos “cenicientas” y menos a las casas de apuestas.
El Puebla hizo lo que tenía que hacer. En una conferencia de prensa a mitad de semana, los jugadores encabezados por el capitán Diego de Buen, se dijeron apenados y manifestaron el compromiso de mostrar actitud y disposición así como buscar los mejores resultados en lo que resta del torneo, a cambio del apoyo de la afición en los partidos por venir.
Así, el Estadio Cuauhtémoc se pintó en su mayoría de amarillo y azul en apoyo a los Tigres, sin embargo, entre abonados y leales también se dejó sentir el apoyo local.
Fue un buen partido, el Puebla salió con una actitud diferente, un parado equilibrado que buscaba llegar por las bandas y generar peligro a través de la retención de Ormeño y Sansores; el planteamiento fue bueno, el primer tiempo dio a la Franja la victoria parcial de 1 – 0, con una soberbia anotación del joven Alberto Herrera y una polémica decisión arbitral de no marcar un penal más que claro sobre Santiago Ormeño.
Para la segunda parte, Tigres ajustó, realizó cambios y se decidió a ir al frente; la presión fue incesante y en cuestión de minutos logró una ventaja de 1 a 3 con anotaciones de Brunetta, Reyes y Córdova, lo que obligó al Puebla a ir por el empate sin medir riesgos, encontrando la segunda anotación en los botines de Luis Arcadio García.
Así, por un momento parecía que se venía una “noche mágica” más, ya cerca del final de partido, un disparo de Diego de Buen es rechazado con la mano por Juan Pablo Vigón; penal más que claro, los brazos están separados y se mueven para desviar la trayectoria de la pelota, el árbitro lo señala de inmediato y sin dudar, pero es aquí donde el VAR interviene con una decisión que raya en lo ridículo. “Es una posición natural del brazo del jugador” palabras nerviosas de Jorge Abraham Camacho Peregrina, quien arrebató la posibilidad del empate al Puebla.
La gran interrogante es: ¿por qué tuvieron que pasar 13 fechas para ver otro rostro del Puebla? ¿Cuántos puntos se dejaron ir por falta de actitud y compromiso?
Finalmente, tiene toda la razón mi amigo Miguel Caballero, director editorial de GRADA: “La intención sólo la conoce el jugador”.
Con el gusto de saludarles, nos leemos la próxima semana.