Puebla y un fracaso normalizado
¡Es desconcertante que nadie tome una decisión que pueda enderezar el camino! Parece como si a los directivos el equipo les importara poco menos que una servilleta usada o un trozo de papel de estraza.
Somos testigos del que probablemente podría ser calificado como el peor momento en la longeva historia del Puebla. Este episodio podría no representar gran cosa si le correspondiera a un equipo de escasos años, que poco tiempo de recorrido tuviera en la Primera División.
Si un episodio tan crítico como el que hago referencia lastimara a un club como Bravos o Mazatlán, esto no tendría demasiada relevancia puesto que, en mayor o menor grado, son instituciones relativamente nuevas y, como tal, no están exentas de presentar los problemas que suelen tener las instituciones neófitas.
¿Por qué le pasa esto a un equipo con ochenta años de vida? ¿Por qué le sucede esto a un club que, históricamente, ha tenido incontables oportunidades de aprender de sus errores? No hay una respuesta, sino varias. Todas abonan para que este Puebla sea un desastre
La última noche de julio, Puebla perdió por segunda ocasión consecutiva en la Leagues Cup. Ya en su debut ante Miami, la Franja había dejado constancia de que su participación en territorio estadounidense sería anecdótica, lejos, lejísimos de ser exitosa. No es que el nuevo fracaso del equipo blanquiazul fuera sorpresivo, puesto que se veía venir, sin embargo, lo que asombra es que la institución vaya de tropiezo en tropiezo y que esto se normalice.
¡Es desconcertante que nadie tome una decisión que pueda enderezar el camino! Parece como si a los directivos el equipo les importara poco menos que una servilleta usada o un trozo de papel de estraza.
El torneo anterior fue el peor del equipo en ocho décadas, gracias a una cosecha de cinco puntos. ¡Cinco! Con este antecedente, por obviedad, se esperaba que las personas que toman las decisiones en la institución tomaran una que evitara que la historia se repitiera, no obstante, su única medida fue la contratación de José Manuel de la Torre.
Y no es que la contratación del Chepo sea mala, no, claro que no. Sin embargo, sucede que un técnico de experiencia comprobada, con pasado en selección y algunos de los mejores clubes de México, poco o nada puede hacer sin material humano.
No se trata de ser peyorativo, pero debe decirse que de los once titulares que habitualmente juegan con la Franja, quizá ninguno sería titular en quince de los dieciocho equipos que conforman la Primera División.
Mencionar que todo tiempo pasado fue mejor es equívoco. Antes, porque hay muchos casos para ejemplificar, Puebla pasó por momentos malos y otros muy, muy, muy malos.
No obstante, en cada uno de esos episodios amargos se jugaba por algo, entiéndase un campeonato, una liguilla o salvar la categoría. Pero en este momento, usted, apreciable lector, seguramente compartirá mi opinión: ¡este Puebla no juega a nada y para nada!
En el horizonte de la Franja parece estar el único objetivo de subsistir.