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Cuando la avaricia manda

Para los de pantalón largo el negocio va primero, va segundo y va tercero. No hay espacio para el sentimentalismo del orgullo nacional que busque la victoria en la cancha. Importa jugar el “Mole tour” y lo que genera en dólares.

Antonio
Antonio Palomino

Actualizado: 7 JUN 2024 - 2:02

Cuando la avaricia manda
Arte: GRADA

En la Selección Mexicana tenemos como consigna principal el negocio antes que el desarrollo deportivo. Y así vimos el partido contra Uruguay y cualquier otro juego los últimos años. 

La realidad en México pudo ser muy distinta si los directivos tuvieran el valor de realmente hacer crecer el fútbol desde la base, en lugar de hinchar sus carteras a costa de resultados humillantes. 

En un ejercicio muy sencillo de simpleza deportiva tenemos a Marcelo Bielsa y su estructura ordenada y disciplinada con Uruguay, en la que inclusive ha hecho que jugadores de media línea puedan ser considerados (hablo de Cáceres y Araujo). En la Liga MX son bastante limitados, más inflados por lo que se espera de ellos que por lo que realmente aportan. 

Bielsa, desde su idea clara de fútbol y el planteamiento desde las virtudes de sus jugadores, dio cátedra de cómo organizar un equipo que incrementa sus probabilidades de ganar. 

Del otro lado tenemos a Jaime Lozano, amigo de alguien muy importante en la Federación y que se mantiene en el puesto con base en esta única referencia, ya que por capacidad como entrenador está en la misma lista que otros más que hablan mucho y hacen muy, pero muy poco. Lozano no encuentra la manera de hacer funcionar a alguno de la manera adecuada en la selección. Convoca a jugadores que no tienen méritos y, peor aún, van de titulares. 

Hace años teníamos para armar equipo competitivo y tal vez un segundo equipo que sería más rústico, pero que igual combatiría por la victoria. Nos dejamos llevar desde hace mucho tiempo por la polarización que generan los medios con personajes que nada les parece y que parecieran ser líderes de opinión solo por no estar de acuerdo. 

El periodismo deportivo se ha convertido en “reclamo todo y género polémica” y eso me da estatus de “conocedor”. Quienes toman las decisiones se basan en estas opiniones y le dan gusto al gremio de cierta manera, situación que ofrece resultados como el obtenido el miércoles. 

La simpleza de un entrenador nacional que no tiene un punto de referencia de identidad del equipo, y que históricamente no hemos podido establecer, debe partir desde lo básico. Primero: ¿qué formación quiero?; y segundo: ¿qué jugadores serán los óptimos para esa formación? 

La selección no tiene una identidad de juego, ya que hemos tenido equipos talentosos y equipos combativos, y durante el camino alguno que tenía de ambos tipos de jugadores. 

La avaricia de los federativos influye al grado de tener jugadores en selección que no deberían ni estar en primera división.

Para los de pantalón largo el negocio va primero, va segundo y va tercero. No hay espacio para el sentimentalismo del orgullo nacional que busque la victoria en la cancha. Importa jugar el “Mole tour” y lo que genera en dólares. No importa el rival ni el marcador; total, ya sabemos cómo estamos y a esa bandera se amarran los directivos. 

La Copa América ofrece viabilidad en la etapa de grupos, Jamaica, Venezuela y Ecuador, a priori parecen un grupo bastante asequible. Sin embargo, la realidad del fútbol mexicano nos haría pensar que va a estar muy peleado el grupo. Y de ahí los cruces que se puedan dar, podrían ni siquiera darnos el quinto partido en la competencia continental, previendo a Chile o Argentina en cuartos de final. Así de terrible luce el panorama. 

La redacción de este texto no es ser pesimista, sino realista.  Con la plantilla que tiene la selección, el primer paso de Lozano debería consistir en saber cómo quiere jugar y decidir con el material humano quien cumple con las características para cumplir la tarea. 

Con la lista que hay para Copa América y una formación base 1-4-3-3, la formación más calificada podría ser la siguiente: Malagón, Reyes, Guzmán, Vázquez, Arteaga, Edson, Chávez, Carrillo, Quiñones, Giménez y Flores/Lainez. 

Los nombres limitan mucho el accionar y la propuesta futbolística pero con lo que hay, es lo que puede funcionar. Salvo cambiar a 1-4-4-2 y entonces en lugar de Flores/Lainez, usar a Sánchez o Beltrán para completar un rombo en el medio campo. 

Funcionar desde la posesión del balón y estructurar la llegada por bandas con relevo entre laterales y volantes para que Santiago y Quiñones, que van bien por arriba y tienen potencia física, puedan ser explotados en oportunidades para anotar. 

Todo esto lo basamos desde la simpleza del juego y que ya estando aquí, es lo que podría funcionar.  Esperamos una buena actuación del equipo en la Copa, pero también vamos con la realidad sin distorsionar el panorama.

Y recuerden, la pelota siempre al 10.

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