Una directiva sin sentimentalismos
Invertir mucho e invertir bien se parecen, pero hay un arte que los hace diferentes. La pelota la tiene la directiva y ojalá que nos sorprendan con el resto de los refuerzos porque hasta ahora los que llegan no tienen la misma categoría que los que se han ido.
Cuando un ídolo cambia de equipo es inevitable sentir nostalgia por él y lo que fue. Se agolpan múltiples recuerdos y se añoran los buenos años. Sobre todo si se trata de un pelotero de la talla de Danny Ortiz, sinónimo de la última gran etapa de los Pericos y referente del más reciente campeonato emplumado.
La sexta estrella alcanzada por los Pericos tuvo en Ortiz al líder moral dentro y fuera del terreno de juego. Para nadie es un secreto que en los playoffs de 2023, fue Danny el hombre clave para levantar la moral de todo el equipo con sus lances y batazos. Para muchos aficionados de la novena poblana, me incluyo entre ellos, el haber eliminado a los Diablos Rojos del México probablemente supo mejor que el propio gallardete.
Que Ortiz terminó en segundo lugar de todos los tiempos en materia de cuadrangulares, ya está muy dicho. Sus números hablan por sí solos, pero la idolatría es otra cosa, y en ese rubro en particular, el boricua está en el Olimpo emplumado.
De los Pericos actuales era el referente indiscutible. Pero en la rica historia del Puebla en la Liga Mexicana de Béisbol, ¿Qué lugar ocupa Danny?
Me parece que está, por lo menos, en el top 10 de ídolos emplumados. Allí con Jorge Fitch, Beto Ávila, Paquín Estrada, Alfonso ‘Houston’ Jiménez, César Tapia, Willie Aikens, Ronnie Camacho, Miguel Sotelo, Tony Castaño… y él.
De ese tamaño es el legado de Ortiz, su salida marca el final de toda una época en el béisbol poblano. Llegó junto con la nueva directiva de los Pericos en 2019, por ello me parece que merecía mucho más que un breve comentario en el boletín informativo del club. A las leyendas se les debe un trato distinto, y Ortiz no lo tuvo.
Si el cambio va a beneficiar o no, lo dirá el futuro, pero la historia del equipo tuvo en Danny Ortiz a un pelotero que deja unos zapatos enormes de llenar.
En toda esta reingeniería emplumada, me queda claro que los principales estandartes y líderes del equipo quizá ya no eran tan bien vistos. Por la ascendencia sobre el resto de sus compañeros, pero también por su salario.
Los movimientos para aligerar una nómina y rejuvenecer un plantel siempre han ocurrido en los grandes equipos de béisbol y de todos los deportes.
En Puebla le ocurrió a Barbachano Ponce, Pérez Avellá, Tame, Peralta, Benavides… y a todos los que me digan. La chequera se cansa y a veces hace falta administrar distinto el presupuesto para armar un equipo.
Invertir mucho e invertir bien se parecen, pero hay un arte que los hace diferentes. La pelota la tiene la directiva y ojalá que nos sorprendan con el resto de los refuerzos porque hasta ahora los que llegan no tienen la misma categoría que los que se han ido.
La apuesta tiene mucho que ver con el futuro. Si cuajan los que llegan, se puede escribir otra gran historia para los Pericos.