Maxi Araújo: de un discurso discreto a marcar en Champions League
Al paso del tiempo, Maxi Araújo dejó en claro que ese nerviosismo evidenciado en aquella primera conferencia de prensa como jugador de la Franja era algo normal y entendible, pues llegó con pocos años de edad a un país distante de su círculo de confianza, integrado por sus padres y hermano.
Maximiliano Araújo llegó a Puebla durante la recta final de 2019. Debo admitir que no recuerdo con precisión si acudí a la conferencia de prensa en donde fue presentado como refuerzo camotero o bien, si la misma la vi en video. Sin embargo, lo que sí recuerdo, y muy bien para ser sincero, es que Maxi me sorprendió por su discurso discreto.
A cada pregunta realizada, Maxi respondió con enunciados cortos, algunos cortísimos; tras algunos cuestionamientos, el entonces jovencísimo futbolista comenzó a responder con monosílabos. Mi sorpresa, que ya era de enormes proporciones, se volvió mayúscula cuando, tras escuchar una pregunta que no era difícil de responder, Maxi ya no supo qué decir; él, con una timidez que notoriamente dejó evidenciar en su rostro, se quedó sin palabras; solamente volteó a un lado como esperando que alguien del club lo salvara de ese momento incómodo.
Entre titubeos, Araújo alcanzó a decir que su sueño era llegar a su selección mayor y a jugar en Europa. Por mi parte, confieso que esa primera impresión no fue la mejor. Pensé, obviamente de manera equivocada porque no contemplé más variables que lo que vi y oí, que Maxi era muy joven e inexperto como para hacerse de un lugar en la plantilla camotera, misma que si bien no tenía figurones, sí poseía hombres de más recorrido en las canchas.
Además, pensé que ese joven de pocas palabras soñaba demasiado; no negué que pudiera jugar con la Garra Charrúa mayor y que en un futuro pudiera emigrar a Europa, sin embargo, sí que lo puse en duda.
Al paso del tiempo, Maxi Araújo dejó en claro que ese nerviosismo evidenciado en aquella primera conferencia de prensa como jugador de la Franja era algo normal y entendible, pues llegó con pocos años de edad a un país distante de su círculo de confianza, integrado por sus padres y hermano.
Lo que siguió tras esos primeros instantes fue una brillante historia de superación personal. El uruguayo, tras tener actividad en la Sub 20, fue ganando minutos con el primer equipo hasta que su calidad lo llevó a ganarse un puesto en la oncena titular. Maxi hizo del recorrido por la banda y el pase diagonal al área tras llegar a línea de fondo, su sello, su principal arma para ofender al rival.
Tras unas temporadas con Puebla, donde dio lo que tenía que dar, Maxi fue traspasado a Toluca, último escalón en el futbol mexicano antes de llegar a Europa. Al menos un semestre antes de llegar a los Diablos, alguien del viejo continente me contactó para pedirme referencias y algún teléfono de directivos para hacerle llegar un par de propuestas, una de España y otra de Portugal.
Yo, únicamente, me limité a proporcionarle a esa persona el teléfono de dos directivos que ya no se encuentran en la institución. Poco tiempo después supe que la primera llamada fue recibida y aceptada por uno de los directivos, sin embargo, la segunda jamás tuvo respuesta.
En ese momento creí, también equivocadamente, que Maxi se había perdido una oportunidad como quizá no tendría después. Sin embargo, hoy queda claro, fallé en mi apreciación. Araújo maduró en el Toluca y por ello dio el salto a la Selección de Uruguay, misma que lo puso en la vitrina para emigrar de una vez por todas al futbol de primera línea.
Esta semana el que alguna vez fue jugador de Puebla debutó como goleador en la Champions League en la victoria del Sporting de Lisboa sobre el Manchester City.
Una vez que terminé de ver ese partido y escuché las palabras de agradecimiento de Araújo a la gente de Toluca y Puebla, confirmé que las primeras impresiones no están exentas de ser fallidas y que, sobre todo, cada cosa llega a su tiempo.