Carevic y las preguntas incómodas
No es momento para asegurar que a Carevic le irá mal con el equipo de esta ciudad. De hecho, deseo que le vaya bien porque no se le puede desear otra cosa a un profesional, uno que apuesta a triunfar y cumplir metas personales. Sin embargo, sí es tiempo para dudar.
Esta ocasión, aunque en verdad estuvieron tentados a hacerlo, las personas que administran a la Franja no repitieron la fórmula de nombrar como técnico titular al que llegó como interino, el cual, en este caso, fue Fernando Aristeguieta.
Aunque los directivos pretendieron mantenerlo, la suerte no estuvo del lado del venezolano; una derrota desastrosa en San Luis y un empate con Atlas impidieron que el “Colorado” terminara el torneo en un banquillo muy caliente, como es el que corresponde al Puebla.
No me equivoco al señalar que si la Franja hubiese ganado en el Alfonso Lastras, hoy estaríamos hablando sobre la permanencia del que por dos partidos fue sucesor de Ricardo Carbajal.
Ante el nulo éxito del entrenador interino, los directivos tuvieron la necesidad de buscar un técnico en una baraja que para nada fue robusta. Y es que Puebla tiene muy poco para ofrecer en lo económico y mucho menos en lo futbolístico. Dicho de otra manera: dirigir a la Franja es algo que no seduce a los técnicos caros y experimentados, pues lejos de ser una oportunidad, les representa un riesgo a su prestigio.
Pero en esa baraja, si bien no había timoneles con grandes currículums, había técnicos con ganas de probar sus capacidades en la Primera División, lo cual, a pesar de ser vía un contrato con Puebla, no deja de ser seductor para hombres que arriesgan poco o nada y que, en contraparte, mucho pueden ganar si las cosas bien les salen.
Los directivos de Puebla sacaron de ese ramillete de cartas una con un nombre que sorprendió: Andrés Carevic. El nombre del argentino no parecía sonar en el radar de un equipo que, con urgencia, requería de un técnico titular. Andrés no es un entrenador que tenga un amplio palmarés, sino uno que lleva algún tiempo abriéndose camino en una profesión que suele ser desgastante y riesgosa porque, como bien sabemos, hay infinidad de casos en los que la cabeza de un cuerpo técnico que inicia con contrato un torneo, bien puede perderlo si acumula cuatro o cinco fechas sin ganar.
No es momento para asegurar que a Carevic le irá mal con el equipo de esta ciudad. De hecho, deseo que le vaya bien porque no se le puede desear otra cosa a un profesional, uno que apuesta a triunfar y cumplir metas personales. Sin embargo, sí es tiempo para dudar, para tratar de darle un poco de luz a una decisión que mucho tiene de opacidad.
¿Por qué contratar a Carevic? ¿Cuál es la pretensión de integrarlo? ¿Lo contrataron por su estilo de juego? ¿Es un proyecto a corto o mediano plazo? ¿Le darán margen de maniobra? ¿Solamente llega para terminar el torneo? ¿De quedarse, le reforzarán el equipo? ¿Su estilo de juego se adapta con los elementos que integran el plantel?
Estas dudas, seguramente, son algunas de las que poseen todos aquellos que siguen a la Franja. Pero la pregunta que más vale, porque es la génesis de las demás, es la siguiente: ¿la directiva tendrá claros los motivos por los que fichó a este entrenador o solamente lo vinculó porque “alguien” tenía que sentarse en ese banquillo caliente?”
Esa respuesta solamente la saben aquellos que dieron el sí a la llegada de Carevic.
Si al nuevo entrenador le va bien, al Puebla le va bien. Veremos si este cambio, como otros que se llevaron a cabo en el organigrama de la institución, tienen un efecto positivo en un equipo que así lo demanda o bien, si como ha pasado recientemente son una medida paliativa, pero no una cura definitiva.