El motivo del “Chepo”

Alguna vez, en mi paso por W Deportes, realicé un enlace desde el estadio Cuauhtémoc.

Era un miércoles o jueves como a las dos de la tarde; el día no era habitual, es decir, no era uno en el que mi labor consistía en entrevistar a un jugador, sino que, esta ocasión, tenía la encomienda de lograr que Enrique Meza, después de ser presentado como entrenador de la Franja, accediera a tener una charla con quien esto escribe y con el titular de la emisión que, debido al diseño de programación, debía cubrir lo que pasara en los distintos campamentos de los equipos de la Primera División.

Como era de esperarse, recibí una negativa para tener ese diálogo con Enrique Meza. 

“Él no dará entrevistas individuales”, más o menos así me dijeron las personas que, en esa época, formaban parte del staff.

Sin embargo, al subir por las escaleras que conducen al estacionamiento de jugadores, noté que a Meza, que iba delante de mí, se le cayeron unas llaves; yo, por supuesto, las recogí.

Ya en el estacionamiento, el que fue presentado como nuevo timonel del equipo camotero se buscó algo que no encontró en la bolsa de su saco; yo, en ese momento, aparecí; le di un apretón de manos y, posteriormente, le mostré las llaves que apenas unos segundos antes había dejado tiradas sobre un escalón.

Enrique Meza me dio las gracias y, antes de que la conversación terminara, saqué mi celular y dije: “amigos de W Deportes me encuentro con Enrique Meza, nuevo técnico de Puebla…señor Meza, casi extravía sus llaves…”.

El suceso fortuito me permitió tener ese contacto amable con el que fuera técnico del mejor Toluca de la historia y también, dicho sea de paso, uno de los entrenadores con más experiencia que, en el ocaso de su carrera, llegaron a Puebla.

Debo decir que esa tarde el señor Meza se portó con extrema educación cuando lo cierto es que bien pudo dar por terminado el enlace a México por lo irrespetuoso que, a mi parecer, fue el titular de la emisión, quien, lo parafraseo, mencionó algo similar a esto: “don Enrique, usted, con todo lo que ha ganado, con todo lo que ha dirigido, con toda la experiencia que tiene… ¿por qué viene a arriesgar el prestigio con un equipo como Puebla”.

Aquella tarde, Enrique Meza tuvo una respuesta políticamente correcta con ese conductor que quién sabe si lo mismo hubiese preguntado en un cara a cara en el estadio. El “Ojitos” se despidió con un apretón de manos y con la frase: “todos tenemos que trabajar”.

Aquel día tuve dos lecciones.

La primera consistió en que, sea el contexto que sea, uno como reportero debe preguntar con educación.

La segunda, la que se me quedó más marcada, es que, si uno como periodista quiere saber la razón por la que una directiva se hace de los servicios de un técnico, lo primero que uno debe escudriñar es el motivo que el timonel tiene para decir sí y firmar.

En el caso de José Manuel de la Torre, hasta ayer entrenador del Puebla, como sucedió con Meza en Veracruz, el motivo fue familiar; el objetivo, legítimo por supuesto, era abrir camino a su hijo, tal y como lo haría cualquiera con descendencia en distintas facetas de la vida profesional.