Club Puebla: una horrible pesadilla
¿De qué están hechos ustedes, los aficionados del Puebla, de qué están hechos para aguantar 34 años sin verlo campeón y apenas dos o tres semifinales en ese lapso de tiempo y con más penas que alegrías?
Qué duro y qué difícil es ser fanático, aficionado o seguidor del Puebla. En estos momentos se siente un desasosiego brutal ver a un equipo –si así se le puede llamar- al que le tienes tanto cariño, naufragar en el mar de la ignominia.
Sí, es lamentable ver cómo en unos cuantos meses se ha perdido la dignidad y el honor de competir, que no se juega a nada, que no se transmite ninguna emoción positiva, que se está abandonado a su suerte; se puede decir que con la llegada de Andrés Carevic y próximamente de Juan Ignacio Palou a la Dirección Deportiva, quizá ahí, se observe una luz al final del túnel.
Pero créame, amable lector, que el daño que se le ha hecho a este equipo es muy grande, con una plantilla muy corta y limitada, no se cuenta con capacidad y talento para competir; el “modelo de negocio” se ha impuesto a un proyecto serio y con visión de éxito, la balanza entre la compra y venta de jugadores es totalmente desproporcionada, en todos los sentidos, económico, de calidad futbolística y hasta de impacto mediático.
El Puebla está roto, sí, se cae a pedazos, lo vimos el pasado sábado 16 de marzo en el estadio Nou Camp de León, en la visita de los de la Angelópolis a los “panzas verdes”, ahí presenciamos una escena de la más baja calidad, entrado el último tercio del juego, al minuto 72 para ser exactos, Martín Barragán y Gabriel Carabajal se enfrascaron en una serie de insultos e improperios dignos de un partido de barrio, de callejón, de arrabal, no de dos profesionales que defienden ¡al mismo equipo!
Y no faltarán los jilgueros que lo defiendan alegando la calentura del juego y que es “normal” que esto pase en un terreno de juego; sí, sólo que aquí, los dos tenían minutos haber entrado y esos insultos no son por una jugada, son el resultado de la falta de liderazgo, de armonía, del trabajo colectivo y desde luego se observa que ahí, hay grupos y están más que divididos.
Carevic tendrá que trabajar a marchas forzadas en la integración del plantel, más que en lo táctico, en lo emocional y mental, en el esfuerzo conjunto, en el objetivo común; vienen partidos muy complicados, dentro y fuera del Cuauhtémoc; Cruz Azul, Tigres, Chivas, América y puede ser que alguno de estos equipos, le haga pasar una vergüenza mayúscula al Puebla.
Hace algunos días me preguntaba un buen amigo:
¿De qué están hechos ustedes, los aficionados del Puebla, de qué están hechos para aguantar 34 años sin verlo campeón y apenas dos o tres semifinales en ese lapso de tiempo y con más penas que alegrías?
Sólo le pude contestar: “No sé”.
Hoy lo puedo describir. Hoy sé de qué estamos hechos los aficionados del Puebla y aquí va la respuesta que en ese momento le debí haber dado:
Los aficionados del Club Puebla FC, estamos hechos de alegrías pasadas y de ilusiones futuras, de sueños eternos y de gloria añeja, de esperanza, de eterna esperanza, de amor a la franja y al azul y blanco, de pasión mezclada con coraje y rabia. Al final, todos estamos hechos de momentos y fragmentos con el amado equipo.
Así el panorama del Club Puebla, desolador y con muy pocas esperanzas de que mejore en lo inmediato.
En fin, decía Cristina Pacheco, aquí nos tocó vivir. Ojalá pronto despertemos de esta horrible pesadilla.
Con el gusto de saludarles, nos leemos la próxima semana.