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El Tri de Aguirre: uno de expectativas opuestas

El México de Aguirre llegará a un tope conocido y después, como también suele ocurrir, se hablarán de cambios drásticos en la estructura de un futbol mexicano que está destinado a jamás cambiar.

Omar
Omar Rodríguez

Actualizado: 20 JUL 2024 - 6:24

El Tri de Aguirre: uno de expectativas opuestas
Arte: GRADA

Si cualquier aficionado al Tri se decidiera a reservar un tiempo para rastrear el origen de las expectativas que se generan en cada ciclo mundialista comprendería —quizá con una alta dosis de sorpresa— que la simiente de aquello que espera no se halla en la Selección como representativo de nuestro futbol, ni en los jugadores ni en el entrenador y, por supuesto, tampoco en los directivos.

Las expectativas nacen de uno mismo; las expectativas son de uno y nada más. Uno puede esperar que algo pase, pero de esa esperanza debe hacerse responsable porque la creencia no está respaldada por certeza, sino por un complejo andamiaje de ilusiones que son tan livianas como endebles.

Expuesto esto, debo hacer mención de que las expectativas que genera el inminente regreso de Javier Aguirre al combinado nacional son diametralmente opuestas de acuerdo a quien se le pregunte.

Si se le pidiera su opinión a uno de los directivos que dieron el visto bueno para el regreso del “Vasco”, éste seguramente diría que sus credenciales avalan su retorno y que con él se podrá apuntar a un Mundial positivo en 2026. Este personaje —que podría tener un nombre cualquiera, por ejemplo, el de Juan Carlos Rodríguez— diría que Javier, después de dos Mundiales, es el hombre ideal para inyectarle carácter a una selección que es muy débil tanto en personalidad como nivel.

Las expectativas nacerían a partir de la comparación con el pasado, con los antecedentes, aunque estos claramente muestren que con Aguirre no se logró algo más que pasar a segunda ronda para caer ante Estados Unidos y Argentina, esto en Corea-Japón 2002 y Sudáfrica 2010. ¿Cómo esperar que pase algo que no ha pasado con base en antecedentes donde aquello que se desea que pase tampoco pasó? Ilógico e irracional, así son este tipo de expectativas.

Por otro lado, si se le preguntara a cualquier persona con conocimientos básicos del futbol mexicano, éste diría que, con Aguirre en el banquillo, las mejoras serían notables; sin embargo, también se diría que estos progresos serían insuficientes para pensar en una participación exitosa en el Mundial que, como sede, tendrá a Estados Unidos, Canadá y México.

Debo hacer mención que las expectativas que tengo de la Selección Mexicana de cara a la Copa del Mundo 2026 son muy bajas. En dos años —no tengo la certeza, pero los datos y las acciones me llevan a creerlo— el Tri tendrá una actuación tan desastrosa que lo ocurrido en Qatar 2022 y en la reciente edición de la Copa América parecerán, a la distancia, cosa menor.

México, hoy en día, no tiene con qué apuntar a meterse a cuartos de final; pasar la ronda de grupos bien podría darse si, como supongo que pasará, al Tri de Aguirre o de otro si es que a Javier le va como le fue a Diego Cocca o Jaime Lozano, lo ponen como cabeza de serie de un grupo endeble con equipos clasificados por debajo del lugar treinta del ranking de FIFA.

Dos años será una espera larga. Al final, como supongo que así pasará, la espera no habrá valido la pena. El México de Aguirre llegará a un tope conocido y después, como también suele ocurrir, se hablarán de cambios drásticos en la estructura de un futbol mexicano que está destinado a jamás cambiar.

Sobre el autor

Omar Rodríguez
Omar Rodríguez

Periodista poblano, escritor, conductor de radio y televisión. Ha realizado coberturas de 30 torneos de Liga MX y coberturas internacionales, entre ellas Copa del Mundo FIFA y Copa Confederaciones.