No basta con darle vuelta a la página
“Hay que darle vuelta a la página”, frase recurrente que los jugadores o técnicos emiten tras una derrota tan escandalosa como la que sufrió Puebla.
El martes por la noche pretendía ver el partido entre Toluca y Puebla. Después de un día largo, me senté en mi sillón y encendí la televisión. Pasé de canal en canal hasta que opté por ver la programación y ahí me enteré que el juego no sería transmitido por señal abierta sino por la plataforma VIX. Con cierta molestia, apagué la televisión y me fui a dormir con la certeza de que Puebla sufriría en el Nemesio Díez.
No me equivoqué. Mas, debo aceptarlo, tampoco dimensioné ni presagié lo que pasaría en una noche infernal—como ya hay varias y como seguramente habrá más—.
El miércoles por la mañana temprano me desperté y antes de salir de casa me dispuse a ver el resumen del partido en YouTube. Apenas hallé la síntesis informativa, me enteré de que cinco fueron los goles que el equipo de mi ciudad recibió en la capital mexiquense.
Yo esperaba la derrota y quizá un flagelo de tres anotaciones, pero, por ser cinco, me obligó a ver con detenimiento esos once minutos de pesadilla para un equipo que hace muchísimo no tiene un partido, ya no digamos de nota alta, sino decente, con la competitividad que, en teoría, debería tener cualquier equipo profesional.
Debo admitir también que, poco después, busqué y busqué hasta que encontré la forma de ver el partido completo, el cual me generó una frustración como pocas veces recuerdo que lo haya provocado un encuentro de futbol.
Ver los goles —cinco dagas que perforaron lo endeble que es el aparato defensivo del Puebla— fue un recordatorio del desastroso año ochenta de la Franja.
Cada tanto evidenció la falta de coordinación y la debilidad para contrarrestar los ataques rápidos y lacerantes de un Toluca que, todavía muy lejos de ser la máquina demoledora que fue en la época de Enrique Meza y José Saturnino Cardozo, tiene momentos de brillantez bajo la dirección técnica de Renato Paiva y la ofensiva comandada por un Paulinho que, al menos de momento, parece valer cada euro de los casi ocho millones que los Diablos Rojos pagaron por él.
Lo del martes por la noche fue vergonzoso. Está clarísimo que el problema de Puebla no pasa por el entrenador; no pretendo sacar el paraguas y proteger al Chepo del aguacero de críticas que bien merece su equipo, sin embargo, ¿qué puede hacer José Manuel con una plantilla tan limitada y con hombres que, partido a partido, bajan más su ya bajo nivel?
No suelo señalar los yerros individuales porque el error es parte del juego y también es humano, pero ¡vaya partido que jugó Diego de Buen!; jamás había visto un partido tan malo del capitán poblano, quien fue superado ampliamente por unos Diablos que bien pudieron meter otros dos o tres.
“Hay que darle vuelta a la página”, frase recurrente que los jugadores o técnicos emiten tras una derrota tan escandalosa como la que sufrió Puebla.
Este viernes, cuando la Franja reciba a las Chivas en el Cuauhtémoc, los camoteros tendrán precisamente una oportunidad de darle una vuelta a la página, sin embargo, tanto ellos como nosotros —los que estamos al margen de la cancha y lo que pasa en el vestidor— sabemos que lo que habrá en ese imaginario pedazo de papel será una noche complicada, con amplias posibilidades de una victoria tapatía por diferencia holgada.