LNBP: poca gente en las gradas y escasos mexicanos en la duela
Tras mirar cuatro partidos y la mitad del quinto a través de Youtube, observé gimnasios vacíos, semivacíos y, en algunos casos, con apenas una entrada mediana.
El pasado fin de semana tuve tiempo libre. La mañana del sábado pude ver alguna película o quizá capítulos de cualquier serie que inicié y que dejé inconclusa; sin embargo, decidí ingresar a Youtube y ponerme al tanto de lo que ocurre en las primeras jornadas de la temporada 2024 de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional.
Mi interés no estaba enfocado en los resultados o en los partidos en sí mismos puesto que no poseo apego por un club; mi interés estaba relacionado con ver cómo era el desempeño de los jugadores mexicanos y, sobre todo, cuántos minutos tenían y cómo era el accionar de los novatos nacionales que, para esta campaña, dieron el salto de la Liga de la Asociación de Basquetbol Estudiantil a la LNBP.
Por inicio de cuentas noté, como seguramente sabe cualquier persona que sigue los partidos de la liga, que los rosters de los equipos se componen mayoritariamente de jugadores extranjeros y que los mexicanos son apenas tomados en cuenta como complementos, como un pretexto para calificar al circuito como mexicano. No me gustó lo que vi; ya sabía que eso ocurre en la liga, pero ahora los espacios para jugadores nacionales son menores.
Si con basquetbolistas mexicanos de experiencia las oportunidades de tener minutos en la duela son mínimas. Usted, apreciable lector, imagine lo que ocurre con los jóvenes de segundo o tercer año en la liga o bien, con los novatos que recién egresaron de las universidades que compiten en la Liga ABE. ¡Hay jóvenes mexicanos que no tienen ni un segundo en la cancha!
Sé que algunas de las respuestas que cualquier entrenador o directivo podría dar ante esta situación que expongo serían algo así como: “hay procesos que tienen que seguir para lograr la madurez”, “esto es profesional y se juega a ganar”, “lo primero es ganar experiencia y aprender, para después aportar”.
Estos argumentos hipotéticos los comprendo, pero no los comparto. Y es que es posible que ésta sea la razón por la que la liga no termina por enamorar al aficionado mexicano, mismo que, parece una obviedad, quiere ver en el gimnasio de su ciudad a jugadores nacionales, claro está, acompañado de extranjeros de calidad. Para observar basquetbol extranjero hay otras opciones como la G League, la NBA o el siempre competitivo baloncesto europeo.
Tras mirar cuatro partidos y la mitad del quinto a través de Youtube, observé gimnasios vacíos, semivacíos y, en algunos casos, con apenas una entrada mediana. Bien podría ser la ausencia en cancha de jugadores mexicanos una variable a considerar para percibir los recintos casi solitarios.
Y es que resulta poco probable que se genere el interés de una afición respecto a un equipo que juega, casi en su totalidad, con elementos foráneos que, muchas de las veces, no saben ni cómo se llaman y que lejos están de tener identidad con el equipo local, pues se integran al mismo poco antes del inicio de la campaña y muchas de las veces se van para no regresar más.
Para esta temporada en LNBP hay jóvenes mexicanos con mucho talento, recién egresados del baloncesto colegial. En Lobos Plateados está Jesús Vázquez, ex ITESM
Hidalgo, mientras que en León están Óscar Romero y Ramón Limas, bicampeón con UMAD y doble subcampeón con el Tec Toluca.
Veremos cuántas oportunidades les brindan a estos jóvenes que, por talento y capacidad, bien podrían tener una exitosa carrera en el basquetbol profesional.