GRADA Opinión

Una responsabilidad compartida

Los verdaderos aficionados al equipo de esta ciudad, sean espectadores críticos o visores apasionados, probablemente, no sobrepasen por mucho los veinte mil.

Omar
Omar Rodríguez

Actualizado: 27 SEP 2024 - 22:29

Una responsabilidad compartida
Arte: GRADA

El Cuauhtémoc, desde hace ya mucho tiempo, se ha vuelto un estadio muy, pero muy grande para un equipo que, con dificultad, ingresa por partido a unos diez mil espectadores —a veces más, a veces poco menos—.

Si alguien lanzara esta pregunta a un grupo amplio de personas, sé que casi todas, con rapidez, responderían que esto es el resultado del pobre espectáculo que da el equipo enfranjado. Quien piense eso algo tendrá de razón, sin embargo, la respuesta parece tener más fondo y más variables para explicar el fenómeno.

Para abordar este tema primero tendríamos que señalar que el Puebla no es un equipo de gran convocatoria. En sus mejores épocas, la siempre referenciada década de los ochenta, al estadio, durante partidos con rivales como América, Guadalajara y Cruz Azul, acudían en su mayoría aficionados al club visitante. Es cierto que esa mayoría no era apabullante como sucede ahora, pero no por eso dejaba de ser mayoría.

Si en esa época de esplendor —con una buena gestión de Emilio Maurer y la invaluable labor de jugadores que hoy son referentes históricos del equipo— la Franja no siempre llenó su estadio, no es de sorprenderse que en este momento, donde el club pasa por un episodio opaco, la gente no acuda en gran número al coloso de la colonia Maravillas, uno que parece destinado a no ser llenado con frecuencia.

De ninguna manera puedo pasar por alto el nivel del Puebla como factor que hoy aleja al aficionado del estadio, sin embargo, con base en los antecedentes y en el contraste de épocas buenas y malas, puedo lanzar una hipótesis que a más de uno no gustará: la afición al Puebla, sea un equipo de éxito o uno mediano o malo, no es tan grande como se quisiera.

Los verdaderos aficionados al equipo de esta ciudad, sean espectadores críticos o visores apasionados, probablemente, no sobrepasen por mucho los veinte mil. Y esta cifra, que no es poca cosa, pero tampoco algo colosal, no alcanza para darle un semblante más alegre a un estadio que cada quince días luce muy azul, pero también semivacío y muy triste.

Unos veinte años de los ochenta que tiene el equipo he asistido a todos los juegos de la Franja como local y, con contadas excepciones, he visto al inmueble dos veces mundialista a media entrada o menos de ella. Lo contrario sucedió en algunas liguillas, algún partido contra uno de los llamados grandes, algún partido donde se decidía el descenso, pero nada más.

No seré definitivo en mi hipótesis porque sé que quien da una respuesta sencilla a un fenómeno social tiende a fallar. No obstante aunque no lo afirmocreo que la afición de Puebla no es tan grande como se cree, sino pequeña, pero no por eso menos importante.

Sobre el autor

Omar Rodríguez
Omar Rodríguez

Periodista poblano, escritor, conductor de radio y televisión. Ha realizado coberturas de 30 torneos de Liga MX y coberturas internacionales, entre ellas Copa del Mundo FIFA y Copa Confederaciones.