GRADA Entrevista

Paul Moreno: "Si hay un rival incómodo para Puebla, es Chivas"

En el rincón futbolero de su casa, entre incontables recuerdos de su brillante trayectoria, el mítico “13” cuenta a GRADA sobre los inicios de su carrera, lo que significa el Puebla en su vida, así como su análisis sobre el partido de este domingo, en el cual no tiene un claro favorito, pero mucho menos “sentimientos encontrados”.

Miguel
Miguel Caballero

Actualizado: 11 OCT 2022 - 13:22

Paul Moreno: "Si hay un rival incómodo para Puebla, es Chivas"
Fotos: Cristopher Damián | GRADA

Con el duelo ante Chivas como pretexto, hay personajes en la historia del Club Puebla que son referencia obligada; uno de ellos es Paul Moreno, figura de aquella temporada 82/83 en el cual la Franja obtuvo su primer título de liga, precisamente ante el Rebaño. En el rincón futbolero de su casa, entre incontables recuerdos de su brillante trayectoria, el mítico “13” nos cuenta sobre los inicios de su carrera, lo que significa el Puebla en su vida, así como su análisis sobre el partido de este domingo, en el cual no tiene un claro favorito, pero mucho menos “sentimientos encontrados”.

¿Cómo fue tu llegada al Puebla?

Yo jugaba en Salamanca, empecé jugando ahí en Tercera, luego me suben a Segunda División; tendría 16 o 17 años. Y jugando Liguilla, fue don Toño Figueroa, “el Burro”, andaba visoreando jugadores y después de un partido contra Tepic llega al vestidor y me invita a venir a Puebla. Fue así como se dio ese primer contacto, esa primera posibilidad. Terminamos el torneo, el directivo, el dueño del equipo de Salamanca, era don Fernando Carbajal, quien era un líder petrolero; él era tesorero de la Federación Mexicana, de la Segunda División. Se habla y me invitan a venir acá. Venía en especie de que nos iban a ver a cuatro o cinco jugadores. Llegó (Rubén) “la Rana” González, llegó Anselmo Romero, que jugó en Irapuato, y otros compañeros. Veníamos para que nos vieran, no veníamos contratados y fuimos a hacer pretemporada a Avándaro. El entrenador era Joaquin Rifé, español, que había llegado meses antes. Hay que recordar que al Puebla, la temporada anterior, habían llegado (José Martínez Sánchez)Pirri”, (Juan Manuel) Asensi, (Santiago) Idígoras y era un equipo con una tendencia de jugadores españoles y figuras. Hicimos pretemporada y él dio el visto bueno para que me quedara. Hay una evaluación y salen los españoles por la cuestión de dinero y llega (Manuel) “Manolo” Lapuente y era como volver a empezar. Lo bueno que faltando 15 o 20 días (para iniciar torneo), llega “Manolo”, empezamos a hacer partidos de preparación para iniciar temporada y me empieza a ver y, una semana o dos semanas antes ya me citan a oficinas para firmar mi contrato. Así fue. 

¿Intuías que te ibas a quedar?

Sí. Bueno, teníamos la inquietud, los cuatro o cinco, de si nos quedábamos o no, aunque vas percibiendo cosas. Nos fue bien, hicimos buena pretemporada y a mí me fue bastante bien con don Joaquín, pero él salió. Previo a esto, yo cuando llego aquí a Puebla, nos reportamos al edificio Diana, y nos encontramos a “Manolo”. Yo iba con “la Rana”. Entonces “Manolo” le pregunta a “la Rana”: “¿Tú eres Paul?” y le digo “No, soy yo”. Y me responde: “Ah, es que Toño me habló muy bien de ti. Bueno, vamos a ver”. Y se fue. Posteriormente, cuando “Manolo” toma el equipo, me ve y autoriza para que yo firmara mi contrato. Me generó mucha alegría, pero también el “a ver qué sigue”.

¿Estabas solo o estaba alguien contigo?

No, yo venía solo. Ya me había casado, a los 19 años, pero dejé a Rosa, mi esposa, allá. Llegué sin conocer nada, a empezar ‘de cero’. Recuerdo que hicimos un partido un sábado en la tarde, nos citaron el lunes y ‘me disparé’ a Salamanca. Anteriormente teníamos que ir de aquí a Ciudad de México; me echo ride “el Flaco” Beltran, me dejó en la Central (de autobuses). De ahí tuve que transbordar y de ahí a Salamanca; llegué a las 10 u 11 de la noche. Y el domingo en la noche, pues a regresarme. Así fue mi llegada a Puebla.

Tu primera temporada fue un sueño: te nombran “Novato del Año”, eres campeón. ¿Cómo procesaste todo eso?

Previo a venir acá, yo empiezo a jugar en Salamanca y me tocó ser seleccionado juvenil ahí, por Guanajuato, y empiezan a venirse muchas cosas. Jugando en Tercera División, yo tenía 17 o 18 años, me empiezan a invitar a equipos. Me ascienden al Salamanca. Y jugando ahí, incluso estaba estudiando la prepa, y nos invitaban a hacer interescuadras con los jugadores de Segunda. Todo eso empezó a crecer muy rápido. Ya en Segunda, me empiezan a salir invitaciones a jugar. Y cuando llego acá, empiezo a jugar. Incluso, debuto y le ganamos a Toluca; entro de cambio y doy un pase para gol, me hacen penal. Fue todo muy ascendente y muy rápido. Luego, luego me hacen seleccionado nacional. Todo fue así. Indudablemente empiezas a recibir ciertas cosas, pero a mí lo que más me gustaba era jugar. Y me sigue gustando. Sí generó cambios en mi vida en cuanto a recibir reconocimientos, atenciones, me empezó a ir bien económicamente; empiezas a tener ciertas cosas, pero estaba enfocado en lo que me gustaba, que era jugar. Quiero pensar, y al tiempo lo pienso, lo analizo, que no me perdí. El hecho de estar casado, también, me mantuvo muy atento, y como me gustaba jugar, pues me dedicaba a eso más que nada. 

¿Qué recuerdas de aquella final contra Chivas? Algo que haya sido muy simbólico de aquella época.

Recuerdo que, a medida que iba pasando el torneo, la gente se iba ilusionando. Y empezabas a ver ese tipo de situaciones y a vivirlas. Me transportaba en camión, a veces en taxi, y platicando con la gente, la veía muy ilusionada. Pero se fue generando una situación de fe en el equipo, de que podría lograrse algo. Esa inercia, esa situación de que la gente fuera involucrándose cada vez más. Cuando empezó el torneo, iniciamos bien, pero a medida que fue pasando, a lo mejor empezamos con 5 o 6 mil aficionados, y después había un poquito más, y un poquito más; y fue creciendo. Ahora veo y escucho, como pasó apenas con América, en esa época venía América, Chivas, Cruz Azul y había más playeras de ellos, igual. Pero a medida que nos fuimos acercando, pues esos colores fueron desapareciendo y empezamos a ver que había más playeras del Puebla. Y cuando se llega la Liguilla, pues realmente lo que era la gente y afición de Puebla era en su mayoría los que estaban en el estadio. Pero fue gradualmente incrementándose, poco a poco. Y creo que eso sirvió, por lo menos lo que me tocó vivir a mí, que normalmente ya se mantuvieran más aficionados poblanos que de otras playeras. Pero nos lo fuimos ganando. Fue consecuente a que el equipo saliera campeón y, después, a que se mantuvo un equipo que estuvo compitiendo bien. 

Sales de Puebla, te vas a Chivas, después a Correcaminos y de ahí Chivas otra vez y regresas acá al final. ¿Cómo describes tu paso por el Puebla?

Imagínate, como jugador, ¿qué más puedes pedir? Alguien que soñó ser futbolista y que desde niño quiso serlo, y que llegas a un lugar, que tampoco lo tenías pensado y no creías que fuera así, pero que te da la oportunidad de lograr tus sueños de jugar a nivel profesional. Primero, esa oportunidad, y estando ahí, salir campeón; cosa que tampoco es sencilla. Y luego en un equipo que nunca había sido campeón y eso te da la oportunidad de crecer, de ser, de hacer tus cosas, de mostrarte. Te puedo decir que es agradecimiento. Con Puebla me tocó vivirlo todo: ser campeón de liga, salir campeón de Copa, estar en Selección, participar en un mundial juvenil; me dio la posibilidad de poder, con mi esposa, formar mi familia y establecerme. Puebla, indudablemente, es eso… Imagínate, sigo acá (risas). Es todo, realmente. 

Ahora, charlemos sobre el juego. Dice el cliché que ya es otro torneo, que ya no importa lo anterior. ¿Cómo ves el partido?

Sí cambian los partidos, se vuelven de “vida o muerte”. Cuando estás en el torneo, sabes que viene la siguiente semana y tienes otra oportunidad. Al momento que se acaba eso, sabes que sigues o te quedas. Entonces, sí cambia la forma que lo asumes, como jugador, la misma afición, el cuerpo técnico, todos. Sabes que es ganar o ganar, no hay más. Cambia tu atención, tu concentración, tus sentidos se ponen al máximo; indudablemente, es diferente. Yo veo al Puebla como un equipo bien honesto, bien generoso. Su entrenador ha logrado que su equipo juegue a su tope siempre. Entonces, ¿qué margen de crecimiento puede tener? No sé, muy poco. ¿Por qué? Porque siempre juega a su tope. Y jugando a su tope, le ha alcanzado para empatar más partidos que ganar o perder; eso indica que es un equipo competitivo, pero que sus posibilidades, normalmente, están siempre ahí, de empatar. Y Guadalajara es un equipo que, a pesar de que perdió los últimos dos o tres partidos, creo que sus resultados no mostraron lo que jugaron. Contra Tigres, pude haber ganado. Luego, juega contra América, ese América que juega bien, y le jugó bien en el Azteca y le compite. Hay una jugada polémica, que para mí fue no fue gol (risas), pero le compitió muy bien. Con Cruz Azul, le compite bien; al final pierde, pero le compite bien. Creo que va a ser un partido parejo, sumamente disputado. Pienso que incluso, le convendría al Puebla, si se va penales, porque tiene que ver mucho el aspecto del portero, y Puebla tiene mejor portero que Chivas. Y a Chivas le convendría resolver en el partido. Eso lo vuelve interesante. Veo un partido muy parejo, sin duda.  

Se habla mucho del trabajo del equipo de Nicolás Larcamón, de la famosa “identidad”. Mencionabas ahora sobre esta característica de jugar siempre a tope, que es algo con la gente que se ha identificado. ¿Qué piensas sobre su figura para Puebla?

Lo veo bien. Al final, ha mostrado que sabe trabajar, que sabe sacarle provecho a los planteles. Lo veo bien, igual de bien que a (Andrés) Lillini; igual que al “Tano” (Fernando Ortiz); igual que (Diego) Cocca, que se va. Lo veo de ese estilo, ni más ni menos. Los veo con esas características. Son entrenadores jóvenes, que sus equipos son intensos; juegan a tope. Juegan, dicen, que a un “futbol moderno”. Juegan con un futbol de mucho esfuerzo, muy físico; como es el futbol de los argentinos. Es esfuerzo, corren, ‘meten’ y están constantemente participando. Sin duda, con nuestro Puebla, un equipo que venía después de muchos años de estar batallando, como en su momento llegó (José Luis Sánchez Solá) “Chelís”, y logra ascender al equipo; pues “Chelís” sigue siendo muy querido, muy valorado y ponderan eso, independientemente de muchas cosas. Y eso la afición lo agradece. La afición de Puebla es muy noble y muy de brindarse, y agradece eso. Con Larcamón pasa lo mismo, le agradece mucho que haya sacado al equipo de esas situaciones de estar peleando últimos lugares, pero creo que Larcamon, sería ‘padre’, que pudiese concretar mucho más allá de calificar; llevar al equipo a un título, porque eso es lo que queda, lo que deja marcas, lo que deja referencias. La gente lo valora, lo quiere, está ‘padre’; pero sí pienso que ojalá le alcance y sea este torneo para salir campeón y dejar algo mucho más allá de haber sacado al equipo de situaciones así. 

¿Tienes sentimientos encontrados?

No, no (risas). Yo soy del Puebla. Antes de ser profesional, indudablemente yo tenía otro equipo; llego acá a Puebla, jugué aquí, acá estoy y es mi equipo. Es un equipo que me gustaría que ganara, que fuera una institución más consolidada, mejor estructurada, que fuera más allá del primer equipo, que brindara más cosas a los jóvenes poblanos porque, estando en esto, me doy cuenta que mucho chavo le va a otros equipos. Hay generaciones de muchos (jóvenes) que le van a muchos equipos y luego “ah, mira el Puebla”. Y ahora más, le van al Real Madrid, al Barcelona y de ‘rebote’ a su equipo. Pero he encontrado gente anterior y algunos que veo, chavos, que ojalá tomen eso. Yo creo que el Puebla tendría que hacer más esa labor, ganarse más a esa afición. Yo conozco aficionados anteriores que, la verdad, yo los admiro porque, a pesar de que yo jugué futbol profesional y mi vida es esto, yo no tengo esa afición a la hora de brindarse por su equipo; eso me sorprende y se agradece. Ojalá los jugadores activos lo pudieran ver. Pero no, no tengo sentimientos encontrados, le voy a Puebla, pero estoy consciente de que no va a ser sencillo, que Guadalajara le puede hacer partido; y creo que si un rival es incómodo para Puebla, es Chivas; este Chivas, como juega, le genera mucha incomodidad. No va a ser sencillo. Dentro de la paridad que veo, pienso que Chivas sí puede hacer daño. Ojalá que no y gane el Puebla. 

Un mensaje a la afición de Puebla y a los gradistas.

Que la pasen bien, que vayan con sus familias. Aquí en Puebla todavía tenemos esa oportunidad. Que vayan los papás con sus hijos, que lo disfruten, que lo vivan, que no los rebasan sus pasiones, que lo vivan de manera sana, que lo vean como esa oportunidad de compartir momentos padres, de su equipo Puebla, con sus hijos. Y que ahí se empiezan a gestar los posibles aficionados de corazón, de esos que están siempre y que trasciende en cuanto a dejar tradiciones de gustos, de “yo le voy al Puebla; tú, como mi hijo, le vas a ir al Puebla; mis nietos le van a ir al Puebla”, y que lo vean de esa manera. Si gana, qué ‘padre’; y si no, que sigamos en la misma y el otro torneo alcance. Ojalá que sea en este, pero que lo disfruten, que no lo lleven a otros extremos, que no es conveniente para nadie.

Sobre el autor

Miguel Caballero
Miguel Caballero

Director Editorial de GRADA. Cuenta con 10 años de experiencia en medios de comunicación. Ha cubierto torneos oficiales de FIFA como Copa América y Copa Confederaciones, entre otros. Coautor de los libros "Puentes" y Escribir es un ensayo".