GRADA Opinión

El futbol mexicano y su ilusa revolución

Una cosa es lo que nosotros imaginamos o deseamos que pudiera ser el balompié mexicano y otra muy, pero muy diferente, la que sus directivos y dueños quieren, los que en verdad tienen el poder de decisión, realmente anhelan, aprecian y exigen.

Miguel
Miguel Caballero

Actualizado: 1 DIC 2022 - 2:13

El futbol mexicano y su ilusa revolución
Arte: GRADA

Cada ocasión que el futbol de México sufre un tropiezo, una caída dolorosa, un fracaso (cómo nos encanta esa palabra), invariablemente, aparece por doquier la misma frase: “Esto tiene que provocar una revolución”.

Si cada una de las historias tristes que han arropado a nuestro balompié a lo largo de su historia se tradujera en una ‘revolución’, la lista de aspirantes –no de candidatos –a dirigir la Selección Nacional tendría a los mejores directores técnicos del mundo como protagonistas.

La eliminación de México en Qatar 2022 era el escenario presupuestado. Después de lo visto ante Polonia y en especial frente a Argentina, el juego de hoy, más allá de argumentos futbolísticos contundentes, se sostenía desde lo emocional, del cliché de que “en el futbol todo puede pasar” y en especial, uno de nuestros favoritos, del que asegura que “México se crece ante las adversidades”. Somos adorables.

Hay algo que vale la pena recordar: en el futbol –como en la vida –nadie está para cumplir con nuestras expectativas. 

Una cosa es lo que nosotros imaginamos o deseamos que pudiera ser el balompié mexicano (a nivel de clubes o de selecciones) y otra muy, pero muy diferente la que sus directivos y dueños, los que en verdad tienen el poder de decisión, realmente anhelan, aprecian y exigen.

Hablando del Tricolor, el “equipo de todos” –que en realidad es de unos cuantos –seguirá siendo un producto exitoso, a pesar de descalabros y decepciones como la que hemos vivido hoy. En primera, porque tiene un mercado enganchadísimo a él; y además, como si eso no fuera suficiente, porque posee una estructura mediática poderosísima que lo respalda, lo cuida, lo apapacha, lo ofrece y, sobre todo, lo vende como nadie más en el mundo. 

Los personajes que manejan este ente privado que es el balompié nacional –sean directivos, prestanombres o los verdaderos jefes –lo seguirán haciendo y seguirán estando al frente de él mientras el objetivo principal, que es hacer dinero, se siga cumpliendo sin problemas. Y el día en que algo se tuerza, el escudo puesto ahí –a cambio de fama pasajera, viajes por el mundo, viáticos y relumbrón  –será sacrificado para, en su lugar, poner al socio, primo, compadre o recomendado de alguien más que acepte ser el nuevo ‘tonto’ en turno; y así, de proceso en proceso, de ridículo en ridículo, de fracaso en fracaso, en un juego sin final. 

Por más que insistan en hacernos pensar lo contrario, no existe ni existirá ningún salvador del futbol mexicano. Valdría la pena dejar el papel de víctima, hacernos responsables de nuestro ‘martirio’ y asumir nuestras responsabilidades. Si estamos ahí, partido a partido, proceso a proceso, fracaso en fracaso, es por gusto propio. El futbol por amor al juego, la verdadera revolución, está en la calle, en los parques y en los recreos. 

Y recuerden: la intención sólo la conoce el jugador.

Sobre el autor

Miguel Caballero
Miguel Caballero

Director Editorial de GRADA. Cuenta con 10 años de experiencia en medios de comunicación. Ha cubierto torneos oficiales de FIFA como Copa América y Copa Confederaciones, entre otros. Coautor de los libros "Puentes" y Escribir es un ensayo".