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Gerard Piqué: el retiro y la despedida

Las despedidas y retiradas en el mundo del fútbol son recordadas por el futbolista y el tipo de persona que se va. Hoy, con Gerard, creo que son más aplaudidas ambas que lamentadas porque no aportaba en el grupo y comenzaba a restar.

Antonio
Antonio Palomino

Actualizado: 8 NOV 2022 - 0:29

Gerard Piqué: el retiro y la despedida
Arte: GRADA

En el futbol, las despedidas con ‘bombo y platillo’ son para jugadores extraordinarios, que aportaron dentro y fuera de la cancha, que se aprecia y agradece el tiempo dedicado al club y se les premia con un reconocimiento que llame la atención.

En los últimos días se ha hablado del retiro de Gerard Piqué y se armó un circo maravilloso para su despedida en cancha (de la cual estaba ‘cepilladísimo’) y para limpiar un poco la imagen que desde su infidelidad a Shakira y sus tratos por debajo del agua con la Federación española, donde obtenía ganancias de arreglos comerciales, pintaban para que no pisara más un terreno de juego.

Jamás puede ser nadie juez y parte, pero él dentro de su circo, se mantenía activo dentro del plantel (más en la parte social que en la futbolística) y fuera con tanto negocio y acuerdos que seguía persiguiendo, además de la alta ficha pagada mensualmente por sus no servicios dentro del club.

Personalmente, los futbolistas son libres de actuar a placer, sabiendo que se les paga por rendir en el terreno de juego, pero resulta que también su accionar como personas los pone en el reflector. No solo son futbolistas durante 90 minutos y los entrenamientos, son ejemplos para la sociedad y son ejemplos para los chicos que están en proceso de llegar o que ya están instalados en las fuerzas básicas del club.  

Así como hay jugadores que son bastiones publicitarios, hay otros más que las fotos les son tomadas solo cuando son parte del equipo, su papel es rendir en la cancha y no ser atención fuera de ella.

El caso de Gerard es insólito desde muchos puntos de vista y comenzamos con el deportivo. Se fue joven de la Masía a probar suerte con el Manchester United, se fue como delantero y terminó siendo defensor, vamos mal. No rindió como quería y terminó jugando donde podía. Lo enviaron cedido al Zaragoza porque no tenía cabida en el club inglés. Al buscar su vuelta a Barcelona, estaba en ese momento la mejor pareja de centrales que podía existir, Carles Puyol y Rafael Márquez. Y mire, estimado lector, que competían con Maldini y Costacurta y algunas parejas más en el mundo futbolístico.  

Casi forzada su vuelta para repatriar a alguien de “casa” y que Guardiola le fue buscando el lugar para que jugara. Lamentablemente para el cierre de carrera del “Káiser Azteca”, fue él el elegido, como en su momento echaron a Touré Yayá para que Sergio Busquets pudiera jugar (con éste último no critico tanto el movimiento). Algunas lesiones y la puesta en escena de Piqué supusieron el final del camino en Barcelona para “Rafa”; y aún así, se fue con ‘bombo y platillo’ y actualmente dirige al Barcelona Athletic con buen rumbo (esto es lo que significó y significa Rafael para Can Barca). 

Piqué se vio forzado a rendir por lo que se esperaba en el movimiento y que algunos (varios) años se vio eficiente por el actuar del grupo, no del particular. Tal es el caso de Víctor Valdés, un portero muy deficiente que tenía gran promedio de porterías en cero, nuevamente porque “Rafa” y Carles estaban al frente. Nadie pasaba, lo atacaban poco y así parecía un gran arquero, luego se fue a probar suerte a otros equipos y terminó rescindido: prueba inequívoca de que hay jugadores regulares en grandes equipos que pasan inadvertidos en su bajo rendimiento por el alto del grupo.

En la parte publicitaria, siempre buscó tener grandes negocios en puerta y su posición dentro de la selección española y el club le brindó conocer a muchísimas personas con las que hizo grandes y enormes negocios: tener los derechos de la Copa Davis, rentar la Final de la Copa del Rey a los jeques, comprar equipos de divisiones inferiores en La Liga; todo parte de un gran plan de negocios que, a título personal, le servirá para jamás tener que preocuparse por estar retirado a los 35 años; esto, como empresario, todo bien. Asegurar su futuro y el de su familia con buenas inversiones.

Pero este último detalle nos lleva a cómo tiró a la basura parte de su presencia en el mundo del futbol. Tenía éxito deportivo, financiero, social y familiar, pero encontró la manera de echarlo a perder.

En la parte de redes sociales, siempre estuvo activo. Gran rival del Real Madrid. Y al parecer, este gran foco que tenía no pudo ser aprovechado para tener una gran y larga carrera en paz, tenía que tener aristas sin pulir y así hoy, en una despedida sencilla (tal vez vendrá una con rueda de prensa) se retira un futbolista que en cualquier otro equipo donde no estuviese tan cobijado, no hubiera jamás pasado de discutir un puesto en equipos de media tabla y que tal vez jamás la Selección lo hubiera tenido como bastión, puesto que gran parte de su éxito en “La Roja” fue por el envión que traía desde Catalunya.

Las despedidas y retiradas en el mundo del fútbol son recordadas por el futbolista y el tipo de persona que se va. Hoy, con Gerard, creo que son más aplaudidas ambas que lamentadas porque no aportaba en el grupo y comenzaba a restar.

Grandes leyendas se han retirado sin despedida y muchos se retirarán sin despedirse; y está bien, los memorables son pocos y solo a ellos hay que rendir pleitesía.

Y recuerden, la pelota siempre al 10.

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